Para empadronarse, la mayoría de los ayuntamientos de Asturias sólo exigen rellenar un formulario y presentar un recibo en el que conste el domicilio de residencia. Pese a todo, son cientos los asturianos que cada año se cambian de residencia y no lo notifican en el Registro.

Sólo entre Oviedo, Gijón y Avilés, la cifra de vecinos que no están empadronados es de 10.848 personas. Ésta es la diferencia entre el número de ciudadanos que residen en estos tres municipios  y los que realmente aparecen reflejados en los padrones municipales. Y eso que, según los expertos, desde que el Instituto Nacional de Estadística se encarga de contrastar las altas y bajas de los padrones «las cifras están más ajustadas».

Las mayores diferencias entre vecinos y padrón se dan en Oviedo. Frente a los 216.607 habitantes oficiales de la capital, hay 222.628 personas con tarjeta sanitaria. Esto quiere decir que hay  6.021 personas que viven en Oviedo, pero que no figuran oficialmente en las listas del censo. En Gijón hay 3.260 personas que figuran como vecinos de otros municipios, pues los centros de salud tienen contabilizadas 277.297 tarjetas para 274.037 personas censadas.

Asimismo, en Avilés la diferencia entre el padrón y los habitantes reales es de 1.567 personas. En la villa hay 84.887 tarjetas, frente a 83.320 personas censadas.

Por pereza

A los tres grandes  municipios asturianos hay que sumar concejos como el de Siero, que siempre se ha quejado de que los vecinos de  localidades como La Fresneda no se empadronan.

Dado que el empadronamiento no es un trámite obligatorio, los expertos apuntan a la pereza de los ciudadanos como una de las posibles causas por las que se produce esta situación. Aunque también hay quien no cambia oficialmente la residencia para ahorrarse algún dinero con los impuestos.

Además, se da la circunstancia de que en Asturias hay muchas personas mayores que se van a vivir con sus hijos y no se empadronan, pero sí van al médico.

Foráneos en la universidad

Además de las personas que se cambian de residencia por motivos familiares o de trabajo y no lo notifican, hay que tener en cuenta que los estudiantes universitarios que vienen de otras comunidades o de otros países (hay unos 300 erasmus) tampoco se empadronan. Una de las consecuencias más directas del desfase entre el padrón y la población que realmente vive en una ciudad es que la oferta de servicios siempre se va a quedar escasa.

Por qué hay que empadronarse

Pros. No te dan ayudas si no estás empadronado

Obtener las ayudas al alquiler para jóvenes, comprar un piso de protección oficial, acceder a las subvenciones para comprar un ordenador... El Principado exige estar empadronado para poder acceder a cualquiera de estas ayudas. Además, en ciudades como Gijón, el Ayuntamiento te pide el certificado de empadronamiento para poder sacar la tarjeta ciudadana.

Contras. Te puedes librar de pagar impuestos más caros

La viñeta del coche, por ejemplo, es más barata en unas ciudades que en otras. El dueño de un coche tiene que pagar este impuesto en el municipio donde está empadronado y, por tanto, hay veces que no le interesa empadronarse en una ciudad más cara. En este caso concreto, los conductores que viven en Gijón y en Avilés pagan menos que los que residen en Oviedo.