Cazalilla despide sus fiestas sin lanzamiento de la pava, una tradición con "punto y final", según Anpba

  • El municipio jiennense de Cazalilla despide sus fiestas sin que este año haya habido lanzamiento de la pava, una tradición que se quebró por primera vez en 2016 ante la decisión del Obispado de mantener cerradas las puertas al campanario de la Iglesia de Santa María Magdalena y así impedir que el animal fuera lanzado vivo a una plaza repleta de gente deseosa de hacerse con la pava como trofeo.
Pava de Cazalilla
Pava de Cazalilla
EUROPA PEESS
Pava de Cazalilla

Desde 2016, los defensores de esta tradición se han tenido que conformar con pasear al animal por el municipio o incluso lanzarlo desde terrazas particulares, pero este domingo, día de San Blas, la pava de Cazalilla no hizo acto de presencia para alegría de colectivos de defensa de los animales como la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (Anpba).

Desde Anpba ya se advirtió que permanecerían vigilantes y denunciarían formalmente ante la Junta cualquier intento de infringir la legalidad vigente con el lanzamiento de la pava, algo que no ha ocurrido y que ha confirmado la Guardia Civil ya que tras la procesión, todo el mundo se dispersó sin esperar a ver si este año había pava.

Era al término de la procesión cuando tradicionalmente se venía produciendo el lanzamiento de la pava, un rito con 175 años de historia que, según sus defensores, aseguraba suerte y fortuna a la persona que se hiciera con ella, mientras que los colectivos en defensa de los animales lo denunciaban año tras año por el sufrimiento al que se sometía a la pava.

Desde el Obispado se mantiene la misma postura desde 2016 cuando se ordenó el cierre de las puertas de la iglesia después de que el vicario general de la Diócesis, Francisco Juan Martínez, indicara que la pava no volvería a ser lanzada desde el campanario de la iglesia.

Es por eso por lo que en los dos últimos años, los defensores de este festejo se tuvieron que conformar con lanzar la pava desde terrazas, aunque de esta forma los animales prefieren quedarse por los tejados antes que sobrevolar la plaza. En 2016, fueron algunos vecinos los que pasearon varios ejemplares de este animal por las calles del municipio ante la imposibilidad de hacer efectiva la tradición.

Pese a ello, por los hechos de 2017 fueron tres vecinos del municipio los que fueron sancionados, el que soltó la pava en la terraza, el que la cogió y el que la paseó por el pueblo. A cada uno de ellos se le ha impuesto una sanción de 2.001 euros por vulneración de la Ley de Protección Animal y otros 600 euros más por alteración del orden público. Las sanciones volvieron a repetirse en 2018 y los vecinos volvieron a organizarse para contribuir a hacer frente a las multas.

Anpba ha valorado a Europa Press que "finalmente los cazalilleros hayan decidido asumir que hay una ley que debe ser respetada y hayan dejado de lanzar, y ni siquiera exhibir, a la pava, aunque habría sido mucho más lucido si lo hubiesen hecho en cumplimiento de la legalidad y los informes de la Junta de Andalucía y del Consejo de Europa sobre los sufrimientos y el estrés de los pavos, y no por un presunto temor a más sanciones".

Anpba ha incidido en que el lanzamiento de la pava "ha tenido su punto y final, por fin". No obstante, ha advertido que "año tras año se mantendrá vigilante, y no le temblaría el pulso a la hora de interponer denuncia si alguien decidiera, con el paso de los años, saltarse la ley de nuevo en la creencia de que ya todo se habría olvidado".

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