Nuria, paciente con cáncer de mama: "Un psicólogo es fundamental para afrontar la enfermedad"

Nuria Hernández, paciente con un cáncer de mama.
Nuria Hernández, paciente con un cáncer de mama.
JORGE PARÍS
Nuria Hernández, paciente con un cáncer de mama.

El cáncer sigue siendo una de las enfermedades más temidas y que mayor impacto psicológico causa tanto en enfermos como en familiares. Pese a ello, el Sistema Nacional de Salud suspende en apoyo psicológico a los afectados: el 94% de las comunidades ofrece una cobertura insuficiente o nula.

Esta es una de las conclusiones del Informe sobre la atención psicológica a pacientes de cáncer y familiares en España que la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) ha elaborado con motivo este lunes del día mundial contra esta patología. El estudio refleja también que prácticamente la mitad de los hospitales públicos carecen de este acompañamiento.

En uno de esos centros fue donde a Nuria Hernández le diagnosticaron un tumor en el pecho en junio de 2005. Esta madrileña de 44 años encontró en la asociación al profesional especializado que buscaba. "Igual que te tratan los oncólogos y otros muchos especialistas, un psicólogo es fundamental y sin embargo no lo hay. Todos pasamos por una serie de etapas", reivindica. Para ella aquella primera sesión supuso una descarga: "No lo recuerdo bien pero estoy segura de que me pasé la hora llorando. Vi que me podía desahogar y me sentí comprendida".

El estado de shock inicial al conocer la noticia va dando paso al miedo, la incertidumbre, la ira, la ansiedad, la tristeza... La AECC estima que en el 30% de los casos, unos 236.000, surge algún trastorno psicopatológico. "Hay enfermos capaces de manejar la situación por sí mismos pero en general la enfermedad supone un choque emocional importante e incluso personas con recursos sienten que los pierden y se ven desbordadas. A veces solo unas pautas de orientación ayudan a manejar el proceso", explica Carmen Yélamos, coordinadora de Psicología de la entidad.

El informe publicado refleja que la gran mayoría de los afectados necesita de seis a ocho consultas en las que, en función de sus necesidades, se trabaja con ellos de forma individual, en pareja, con  terapia familiar o en grupos, enfocados al manejo de los pensamientos negativos, la autoestima y la imagen corporal, a cómo abordar la vida tras superar un trance así...

La AECC lleva tres décadas ofreciendo tratamiento psicológico a pacientes y familiares, con un plantel de unos 250 profesionales. Este servicio atiende a más de 30.000 personas cada año, "un 13% de la población que lo necesitaría", apostilla la psicóloga. Los datos que maneja la asociación muestran que el 40% está en fase de tratamiento,  el 27% tiene la enfermedad avanzada y el 12% son supervivientes.

Enfrentarse a la recaída

Entre los momentos más críticos se encuentran las recaídas. El paciente se enfrenta de nuevo a la enfermedad, ahora desde la experiencia, y sus recursos se debilitan aún más. "Llegan a pensar que la lucha no sirvió de nada. No es correcto, porque siempre sirve, pero en ese momento, la vulnerabilidad aumenta y hay un mayor riesgo de problemas psicológicos en ese periodo", afirma Yélamos.

En ese punto se encuentra ahora Nuria. Catorce años después de aquel primer mazazo, el pasado mes de noviembre le detectaron un nuevo tumor. "En ningún momento esperaba que me iba a volver a salir. En absoluto. Esa segunda vez la viví peor que la primera", admite. Para hacerle frente regresó a terapia, donde asegura haber aprendido mucho: "A olvidar cosas que no te interesa tener en la cabeza; a vivir el día a día, disfrutar cada instante y darte cuenta de que no porque tengas un cáncer te vas a morir; a valorar lo que tienes y ver que te hacen feliz cosas que otros no valoran; a no dejar para mañana lo que puedas hacer por una amiga, por tu familia, por la asociación...". Ser en definitiva consciente de que la vida puede ser fugaz pero no solo para ella, sino para todos.

LaAECC reclama que la atención a enfermos y a cuidadores primarios incluya la medición de lo que se conoce como distrés o malestar emocional, después de la temperatura, la tensión, el pulso, la frecuencia respiratoria y el dolor, incorporándolo a la historia clínica, y procediendo a la derivación al área de psicología si se considera oportuno. Pese a que la Estrategia Nacional contra el Cáncer hace referencia a esta necesidad, cuatro comunidades –Canarias, Cantabria, Baleares y Murcia– no poseen planes al respecto y el 46% no los tiene vigentes. El objetivo es trabajar para que lo que hoy está recogido sobre el papel termine siendo una realidad.

"Los familiares son los grandes olvidados del sistema sanitario"

Carmen Yélamos, coordinadora de Psicología de la AECC

Carmen Yélamos, coordinadora de psicología en la Asociación Española contra el Cáncer.
Carmen Yélamos, coordinadora de psicología en la Asociación Española contra el Cáncer.

¿Cuáles son los principales problemas de pacientes y familiares?

Las necesidades psicológicas varían a lo largo de la enfermedad y del tratamiento. En un primer momento el paciente está en shock. Después encontramos malestar emocional y luego, síntomas de ansiedad y depresión. Cuando finalizan los tratamientos tendemos a pensar que ya ha terminado todo pero a veces también se acercan al psicólogo porque no son capaces de afrontar de nuevo su vida con las secuelas de la enfermedad. Los familiares cuando acuden es, además de por malestar, por sintomatología depresiva y especialmente cuando más se acercan es en el periodo de duelo.

¿Se trabaja también con los familiares?

Sí, son los grandes olvidados del sistema sanitario. Generalmente en el hospital el paciente es el que recibe la atención psicológica y el familiar no está cubierto. Desde la asociación reclamamos que se le incluya.

¿Algún caso le ha marcado especialmente?

Yo empecé trabajando en el 12 de Octubre en oncología pediátrica y la patología infantil marca. También te hacen replantearte muchas cosas los problemas psicológicos de las personas durante un duelo, sobre todo si se deriva de la pérdida de un niño.

¿Cómo se trabaja con los pequeños?

Tiene una parte más fácil porque la enfermedad tiene un estigma que los niños aún no le han  puesto. Hasta los 10 años, más o menos, la viven con menos impacto. Lo más complicado es que tienes que saber trabajar con ellos. Necesitamos psicólogos formados para trabajar con la población infantil y con los padres.

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