Las quejas ensombrecen el nuevo mercado de Sant Antoni de Barcelona y su entorno

El frío y la lluvia se filtran por los ventanales del mercado de Sant Antoni.
El frío y la lluvia se filtran por los ventanales del mercado de Sant Antoni.
ORIOL HOSTA
El frío y la lluvia se filtran por los ventanales del mercado de Sant Antoni.

Tras su inauguración por todo lo alto el pasado 23 de mayo después de casi 10 años de obras de reforma, el mercado de Sant Antoni de Barcelona se ha convertido en un mar de quejas. Y estas no se quedan solo en el interior del recinto, sino que también afectan a sus alrededores. Dentro, comerciantes y clientes protestan por frío y goteras cuando llueve, y fuera, en la Ronda de Sant Antoni, los vecinos critican la reurbanización provisional de esta vía, que mientras duró la reforma del mercado acogió a los tenderos en carpas. El inicio de la remodelación definitiva de la calle estaba previsto para este año, pero se retrasará hasta 2020.

"Hace un frío brutal. Vamos con bufandas", dice Maria Masclans, presidenta de la asociación de comerciantes de la zona de alimentación. El problema de las bajas temperaturas y de la filtración del agua de la lluvia en el interior del mercado se debe a que el Ayuntamiento, con el fin de respetar la estructura original de este edificio catalogado, explican fuentes del Consistorio, decidió no cubrir las pequeñas aperturas decorativas de los ventanales. Esto provoca que el recinto no resista a las inclemencias del tiempo pese a estar climatizado. El gobierno municipal de Ada Colau ha reconocido el error y ha decidido "tapar los agujeros", pero la solución no llegará hasta la primavera, con lo que comerciantes y clientes estarán expuestos al frío y la lluvia todo el invierno.

"Se tiene que ver cómo se cubren las ventanas porque no se puede usar cristal debido a que las ornamentaciones tienen volumen", señalan desde el Consistorio, y apuntan al "policarbonato" como posible solución. Buscarla, añaden, junto con los otros trámites necesarios antes de iniciar la obra, entre ellos el concurso público, hará que los trabajos no se inicien antes de "finales de marzo".

"Para resolver según qué problemas el Ayuntamiento debería ser más ágil", apunta, al respecto, Masclans, y se pregunta cómo es posible que el problema no se previera antes de hacer una reforma del mercado de "tales dimensiones". Además, cuenta que el frío afecta a las ventas en la parte de los Encants, porque hace que a la gente no le apetezca probarse ropa.

En cuanto a la urbanización provisional de la Ronda de Sant Antoni, la polémica viene dada porque no se ha retirado la losa que hacía de base a las carpas que acogieron el mercado y los vecinos denuncian que es peligrosa, porque puede hacer caer a personas mayores y a niños. Desde la asociación Fem Sant Antoni, su portavoz, Xavier Caballé, propone "jardineras en todo el perímetro de la plataforma". "Tendríamos un muro de contención y más verde", dice, y reclama también más árboles y bancos.

Sin embargo, la entidad celebra que con la retirada de las carpas se ha ganado una zona para el paseo y pide que con la reforma definitiva de la calle no se habilite más espacio para los vehículos a motor porque "se ha demostrado que la pacificación funciona y no afecta de una manera terrible a la movilidad".

El inicio de esta remodelación empezará en 2020 y no este año, como estaba previsto, según fuentes del Ayuntamiento, porque para abordarla son necesarios una reflexión y un proceso participativo. Desde el grupo municipal del PSC, en cambio, aseguran que el retraso es fruto de los recortes que el equipo de Colau está aplicando por la caída de ingresos. En junio el Consistorio tenía abierto un concurso público para la adjudicación de las obras por 5.098.006 euros pero en julio lo anuló.

Desde Fem Sant Antoni piden que el proceso participativo empiece en marzo, "antes de la primavera".

Los tenderos 'se congelan'

Yolanda López, 49 años, vendedora

"Queremos soluciones porque nos pasamos aquí muchas horas y no es normal que con un proyecto nuevo pasemos tanto frío. Trabajamos con mucha ropa. Es como si estuviéramos en la calle".

Yolanda López
Yolanda López

Sara Ventura, 33 años, vendedora

"Tenemos que llevar polar, camisetas térmicas, guantes... Es imposible trabajar así. Es inhumano. Pasamos mucho frío. Corre el viento y la temperatura interior es la misma que la exterior. Pedimos una solución".

Sara Ventura
Sara Ventura
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