Joaquín, padre de un joven desaparecido en 2008: "Envidiamos la muerte, porque significa poner punto final"

  • Sosdesaparecidos, presidida por este padre, y la Asociación de Detectives Privados han firmado un acuerdo. 
  • En ese marco de colaboración han organizado unas jornadas junto a Policía y Guardia Civil para aunar esfuerzos en la localización de personas y en el apoyo a sus familiares.
  • GRÁFICO: ¿En qué lugar de España hay más búsquedas activas?
Joaquín Amills, presidente de Sosdesaparecidos.
Joaquín Amills, presidente de Sosdesaparecidos.
ENRIQUE CIDONCHA
Joaquín Amills, presidente de Sosdesaparecidos.

La muerte, con toda su dureza, es más llevadera que los miles de interrogantes sin respuesta que surgen cuando un ser querido desaparece. Joaquín Amills conoce muy bien ese sentimiento. Hace diez años y medio que no sabe nada de su hijo y desde entonces su vida ha sido una montaña rusa de emociones encontradas. "Envidiamos la muerte, porque significa poner punto final, dar respuesta a las preguntas", admitía a 20minutos durante la I Jornada sobre Localización de Desaparecidos, celebrada el pasado jueves en Madrid.

Este evento sirvió de presentación del acuerdo que Sosdesaparecidos, presidida por Amills, ha firmado con la Asociación Profesional de Detectives Privados de España (Apdpe), bajo la premisa de aunar esfuerzos en la lucha contra este drama social. En el acto, organizado por ambas instituciones junto al Centro Nacional de Desaparecidos (CND), también participaron Policía Nacional y Guardia Civil y en él quedó clara la predisposición de todos a colaborar en la puesta en marcha de soluciones.

"Hoy en día creo firmemente en el trabajo de los detectives", afirmó Amills durante su turno de palabra, tras reconocer que hasta hace prácticamente unos meses era una figura a la que veía con recelo. Una desconfianza fruto del intento de engaño que ha sufrido a lo largo de estos años por parte de farsantes que le aseguraban que sabían dónde estaba su hijo. "Ahora sé que los investigadores privados nos ofrecen grandes posibilidades para paliar el dolor", resaltó.

Joaquín, a quien su padre llamaba Junior, fue visto por última vez el 11 de septiembre de 2008. Tenía 23 años. Su desaparición se produjo en el mar, frente a las costas de Almería, en extrañas circunstancias. Hubo imputados y el caso fue juzgado, pero la sentencia descartó la participación de terceras personas. Amills habla de "millones de contradicciones y de mentiras", pero ya no busca justicia: "Pido la verdad, nada más".

Porque solo la verdad permite que la herida se cierre. El problema es si tarda en conocerse, o no se conoce jamás. Nunca se desconecta –"ni puedo ni quiero hacerlo", afirma este hombre con determinación–, pero hay que intentar llegar a la aceptación, una fase que se alcanza después de la negación de los primeros momentos, la posterior ira contra todo y contra todos, la autoculpa y finalmente, el dolor, "un dolor que rompe".

Aceptar la situación

"No tienes que arrojar la toalla. Tienes que aceptar que estás viviendo esa situación para convertirla en el amor más grande que pueda existir. Cuando lo aceptas, tu familiar va a estar en un sitio que es solo tuyo, tu corazón. Va a estar las veinticuatro horas contigo, y el miedo, el enojo, el dolor... se van a convertir en una lucha por amor. Conviertes la figura del desaparecido en tu motor. Las preguntas siguen, pero habrás entrado en una forma de dar sentido a tu vida y de seguir sobreviviendo", relata.

Este padre, al que le arrebataron la posibilidad de participar en el futuro de su hijo, en sus ilusiones, en cosas buenas y malas, ha encontrado ese sentido en su ayuda a quienes pasan por la misma situación. La asociación que encabeza no solo trabaja en la difusión de desaparecidos sino que cuenta con un amplio equipo de profesionales, desde psicólogos a criminólogos, y fomenta la colaboración con las unidades de búsqueda.

Preguntado por el efecto de los casos mediáticos, él aboga por aprovechar la estela que dejan para dar un empuje al resto: "Son una oportunidad para nuevos protocolos, nuevas herramientas y para hablar de otros desaparecidos y de lo que sufren sus familias". El de Diana Quer por ejemplo llevó al Senado a aprobar la publicación anual de un informe estadístico sobre personas desaparecidas.

12.000 denuncias activas

España registra cada año entre 20.000 y 30.000 denuncias por la desaparición de personas. La inmensa mayoría se resuelven en cuestión de días, pero otros casos se prolongan durante meses o incluso años. Y en aproximadamente el 2% de las ocasiones la localización no llega a producirse. Actualmente hay más de 12.000 denuncias activas, principalmente de menores, y de ellas 235 están consideradas de alto riesgo, es decir, aquellas en las que están involucrados chavales o mayores de edad retenidos por alguna actividad criminal, que puedan estar en peligro o que tengan problemas cognitivos.

Estos datos, recogidos en el informe que el Ministerio de Interior presentará próximamente, fueron adelantados en la jornada. En ella, Amills, que puso rostro y dio humanidad a la frialdad de los números, leyó una emotiva carta escrita por su actual mujer, responsable del área psicológica de Sosdesaparecidos. De la primera, la madre de Junior, se divorció porque la situación se había vuelto insostenible. "El entorno familiar se desmorona. Cada miembro se defiende del golpe según sus herramientas de protección. Al principio servía estar juntos pero luego cada uno hace su camino. Sin darse cuenta, se alejan unos de otros", reza precisamente la misiva.

Durante el acto, miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, detectives y familiares se comprometieron a trabajar de manera conjunta para luchar contra un problema que no es homogéneo, que afecta a todos los estratos sociales y que puede tener causas muy diversas. El CND trabaja en una nueva clasificación que destierre la diferencia entre desapariciones de mayor y menor riesgo y que hablará de voluntarias (fugas de menores, mayores de edad que deciden romper el contacto libremente...), involuntarias (adultos con problemas cognitivos, depresiones, catástrofes, accidentes...) y forzosas. Estas representan las menos y son las únicas sobre las que, al desarrollarse en un marco delictivo, los detectives privados no tienen permitido investigar, lo que no impide que puedan aportar su colaboración.

Desapariciones voluntarias

Una circunstancia concreta en la que estos profesionales tienen un amplio campo de actuación es en el caso de las desapariciones voluntarias. "Si localizamos a un mayor de edad y no quiere que comuniquemos su paradero nuestro trabajo ha terminado. Muchas familias se quedan pensando que esa persona puede estar condicionada de alguna manera pero a nosotros se nos cierran las puertas", explicó el oficial de la Policía Nacional David Mera.

Esa tal vez pueda ser la respuesta que Wenceslao Yañez busca desde aquel 19 de noviembre de 2012 en el que vio a su primogénito por última vez. Meses después, este ferrolano se topó con una foto hecha en Copenhague y, pese a que la Policía se lo negó, él aún apuesta por que en ella aparecía su hijo. "Era muy independiente, pero estaba en permanente contacto con su madre. De primeras pienso que no desaparecería de forma voluntaria. Pero pasaba por un momento muy malo, así que creo que sí pudo decidir irse", cuenta al otro lado del teléfono el también coordinador de Sosdesaparecidos Galicia, desde la desolación que provoca la incertidumbre.

Para Yañez, para el resto de familias que pasan por la misma tragedia e incluso para él mismo, Amills espera que el convenio firmado con la Apdpe y las jornadas celebradas sean solo el principio de un camino que permita "sentar un precedente europeo sobre cómo actuar en la búsqueda de desaparecidos". Siempre "sin vender humo ni falsas esperanzas, porque las familias no quedan decepcionadas ante la verdad".

"Dos, incluso tres, de cada cien casos no se esclarecen"

Enrique Hormigo, presidente de la Apdpe

Enrique Hormigo, presidente de la Asociación Profesional de Detectives Privados de España (APDPE).
Enrique Hormigo, presidente de la Asociación Profesional de Detectives Privados de España (APDPE).

¿Por qué este acuerdo con Sosdesaparecidos y esta jornada?

Porque la sociedad necesita una respuesta. Cada vez hay más casos de desaparecidos, hasta cien diarios, y de esos, dos, incluso tres, no se esclarecen. Queremos proporcionar las herramientas necesarias a las asociaciones de localización de personas para que puedan contar con nosotros y que colaboremos en la resolución de su problema.

¿Cómo va a ser esa colaboración?

Hemos establecido un turno que denominamos lodes, localización de desaparecidos. Cuando entra una alerta se la pasamos y a quien le corresponda se pone a trabajar. Pero el trabajo no queda ahí. Los participantes de ese turno, e incluso el resto de la asociación, estamos a disposición de esa persona para ayudar en lo que podamos.

¿Se cobra?

Sí, pero hemos establecido unos precios con hasta un 35% de descuento respecto a los de mercado.

¿Han resuelto casos que la Policía no había logrado esclarecer?

Con los desaparecidos de larga duración se puede conseguir algún avance pero es más difícil porque las pistas se pierden. Si son de una duración más corta se puede avanzar mucho porque nos dedicamos en cuerpo y alma a ese asunto.

¿Cómo luchan contra el intrusismo?

La fórmula es la tarjeta de identificación profesional, expedida por la Policía. El ciudadano debe pedirla en todos los trabajos que contrate con un detective. A nivel colegial, tenemos tres colegios en España, en Galicia, Cataluña y Comunidad Valenciana. Pedimos uno en Madrid pero es una cuestión de voluntad política y no nos lo han dado todavía.

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