Durante el año pasado, en 248 jornadas se superaron los niveles aptos para la salud de partículas en suspensión (40 ug/m3), cuando por ley no pueden superarse en ningún caso más de 35 días al año.
El aire gijonés tuvo de media una cantidad de partículas en suspensión más alta de lo permitido: 51ug/m3 y llegó a alcanzar un valor de 547ug/m3, trece veces por encima del máximo. Estas partículas provocan múltiples enfermedades como el asma, alergias respiratorias o bronquitis.
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