En la vista, Salvador insistió en que realizó dos disparos de protección y que en ningún momento apuntó, según explicó ayer ante el tribunal. El acusado aseguró que sintió miedo cuando Polo se le encaró y se derrumbó en varias ocasiones durante el juicio. Su defensa solicita la libre absolución por legítima defensa y «miedo insuperable».
Sin embargo, la acusación particular, que representa a los padres y hermanos del fallecido, su hija y el herido en el tiroteo, y la Fiscalía piden para Salvador Miguel Ángel penas que van desde los 8 a los 31 años, por delitos de homicidio consumado y tentativa de homicidio.
La Audiencia Provincial de Teruel tratará de esclarecer si los acusados conocían a la víctima con anterioridad.
Ayer también tuvo lugar la última vista por el crimen de la calle Porcell, en la que declararon los peritos.
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