Bárbara Lennie e Irene Escolar: duelo de hermanas sobre las tablas del Kamikaze

  • Las actrices protagonizan la nueva propuesta del dramaturgo Pascal Rambert para el teatro madrileño.
  • Un auténtico combate verbal donde las palabras son armas arrojadizas.
Bárbara Lennie e Irene Escolar son las 'Hermanas' de Pascal Rambert en El Pavón Teatro Kamikaze © Gorka Postigo
Bárbara Lennie e Irene Escolar son las 'Hermanas' de Pascal Rambert en El Pavón Teatro Kamikaze © Gorka Postigo
GORKA POSTIGO
Bárbara Lennie e Irene Escolar son las 'Hermanas' de Pascal Rambert en El Pavón Teatro Kamikaze © Gorka Postigo

"Es un ajuste de cuentas entre dos personas que se aman y se odian profundamente". Así resume Irene Escolar (Madrid, 1988) el argumento de Hermanas, tercera propuesta del dramaturgo y director Pascal Rambert para El Pavón Teatro Kamikaze tras La clausura del amor y Ensayo.

La actriz da vida a la hermana menor, Irene, que no se llama como ella por casualidad sino porque el autor francés - Premio de Teatro de la Academia Francesa al conjunto de su obra en 2016- ha creado esta pieza pensando en cuatro actrices concretas: por un lado, Escolar y Bárbara Lennie (la hermana mayor), que protagonizarán este duelo hiriente de palabras en el teatro madrileño hasta el próximo 10 de marzo (con todas las entradas agotadas desde el segundo día de función); y por otro, las francesas Audrey Bonnet y Marina Hands, que ponen en pie la versión francesa en el Théâtre des Bouffes du Nord de París.

Como dice Escolar, se aman (o se amaron alguna vez) pero, sobre todo, se odian provocando en el escenario un terremoto físico y verbal, donde las frases que cada una de ellas se clavan como cuchillos y de donde ninguna de ellas sale indemne, llevándose, de paso, por delante al espectador.

Probablemente, uno de los trabajos más duros que han afrontado como actrices hasta la fecha, por la energía vital que consume cada función: "Te dejas parte de ti directamente. Durante todo el día vas guardando la fuerza, el espacio mental y emocional porque sabes lo que te vas a dejar cada tarde", dice a este periódico Irene, que asemeja el montaje con una performance. "No es una función de teatro al uso, está viva, tengo la sensación de que la gente experimenta lo más parecido a un hecho real, más que con ninguna de las obras que he hecho anteriormente". La fuerza arrolladora de sus interpretaciones es tal que los espectadores terminan por olvidar que están en un teatro para convertirse en testigos incómodos de una discusión familiar de alto voltaje.

Y todo lo consigue Rambert con muy pocos elementos: una puesta en escena desnuda, el poder absoluto de las palabras - palabras que lastiman, que reprochan, que ironizan, que se burlan, que evocan momentos de nostalgia que vuelven a meter el dedo en la llaga- y dos actrices que, según él, son dos felinos a punto de morder.

"Es que no es una discusión entre dos hermanas es casi una guerra", declara Lennie (Madrid, 1984). "El mundo está entre ellas. Son dos formas opuestas de estar en el mundo que, además, defienden hasta el final y se dejan todo en esa defensa", añade la actriz que asegura estar completamente abducida por un texto que demanda "una implicación emocional, intelectual y física brutal".

Y aunque la ganadora del Goya a la mejor actriz por Magical Girl pone el énfasis en la familia "ese gran lugar que saca lo mejor y lo peor de cada uno y donde surgen prácticamente todas las pasiones", también aclara que la obra dispara hacia otros muchos temas que afectan al ser humano: "habla de nuestra sociedad, de lo contemporáneo, de cómo construir realidades a través del lenguaje, de la situación sociopolítica del momento, de la complejidad de las relaciones paterno filiales...".

"Habla de nuestros conflictos morales y existenciales", añade Escolar, "¿Y de dónde vienen estos? Pues probablemente de lo que hemos mamado en nuestra infancia y del amor o no amor que nos han dado en nuestras familias".

Su nivel de exigencia como actrices y el compromiso con Pascal han sido fundamentales a la hora de embarcarse en este proyecto (el segundo de Lennie con el dramaturgo, el primero para Escolar). "Las dos sabíamos dónde nos metíamos. Cuando recibimos el texto ya vimos por dónde iba a ir todo. El mes que hemos estado estudiando ha sido como hacer una oposición, nunca había memorizado a un nivel tan salvaje y complicado", insiste Irene. "Me ha puesto en tesituras como actriz que ni imaginaba que podía tocar, me ha dado la oportunidad de poner en mi boca textos que considero grandiosos, me ha exigido ser seguramente la actriz que yo imaginaba que podía ser", concluye Lennie. Irreconciliables como familia, unidas por el escenario, Bárbara e Irene, hermanas (y hermanadas) para siempre.

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