En España puede haber miles de pozos abiertos como el de Totalán

Miembros de la Guardia Civil en los alrededores de la finca privada en la localidad malagueña de Totalán donde buscan al pequeño Julen.
Miembros de la Guardia Civil en los alrededores de la finca privada en la localidad malagueña de Totalán donde buscan al pequeño Julen.
EFE
Miembros de la Guardia Civil en los alrededores de la finca privada en la localidad malagueña de Totalán donde buscan al pequeño Julen.

Los equipos de rescate siguen trabajando sin descanso para intentar localizar a Julen, el niño de dos años que este domingo cayó por un pozo en la localidad malagueña de Totalán.

Se trata de un angosto agujero de apenas 25 centímetros de diámetro y más de 100 metros de profundidad que se realizó hace un mes con el objetivo de encontrar agua. Sin embargo, esa perforación, sin señalizar y sin ningún tipo de protección, ha terminado convirtiéndose en una trampa para el pequeño Julen.

"Parece evidente que ha habido algún tipo de negligencia por parte de la empresa que ha realizado esa prospección porque no se puede dejar abierto un pozo de esas características", explica Luis Trigueros, geólogo de la consultoría minera y geológica Gesol.

"Lo normal cuando una perforación es negativa (no se encuentra agua o esta es insuficiente) es sellar el pozo. A veces se rellena con la propia tierra que se ha extraído o se ciega con piedras el tramo superior hasta unos cinco metros, otras veces se coloca una arqueta metálica soldada para que quede perfectamente sellado, para evitar accidentes", añade.

Además, Trigueros asegura que para realizar una perforación de esas característica "hacen falta los permisos de la Confederación Hidrográfica y el Departamento de Minas correspondientes".

También se producen, sin embargo, prospecciones ilegales sin permisos y "por mala praxis o imprudencia" se dejan pozos abiertos, que pueden ser un riesgo para excursionistas. "El 95-97% de las empresas cumple con las normas, pero en todos los sectores hay alguien que se salta las reglas", afirma Trigueros.

Iván Balboa, ingeniero geólogo de Sondeos Balboa, una empresa con más de 40 años de experiencia en el sector, asegura, sin embargo, que la legislación es laxa en ese aspecto: "Muchas veces tapar una perforación nula o seca depende del dueño de la finca, que suele ser el cliente que la ha encargado. A veces prefieren dejarla abierta durante un tiempo para ver si acaba manando el agua más adelante".

Balboa asegura que solo su empresa realiza "unos 300 sondeos al año" similares al de Totalán: "Vivimos en un país en el que hace falta captar agua para agricultura, industria, etc. y se realizan muchas perforaciones, especialmente en el sur".

Trigueros, también experto en ese tipo de prospecciones, calcula que solo en Andalucía puede haber más de 6.000 pozos como el de Totalán que se han legalizado y se utilizan activamente para extraer agua del subsuelo. "Pero pozos ilegales de esas características puede haber otros tantos", afirma, "y también hay muchas perforaciones que han dado negativo y se han abandonado".

Es difícil cuantificar el número de pozos ilegales abiertos, pero desde la Cuenca Mediterránea Andaluza, la antigua Confederación Hidrográfica del Sur, calculan que solo en la provincia de Málaga puede haber más de 11.000 pozos sin regularizar.

"Veo difícil que un niño caiga hasta el fondo del pozo"

Más allá de la negligencia que supone dejar abierto un pozo de esas características, a Trigueros le parece complicado que un niño pueda caerse hasta el fondo de un agujero de 100 metros: "Estamos hablando de un diámetro de 25 centímetros y parece difícil que un niño se deslice hasta el final sin quedarse atascado. Incluso si tiras una piedra es difícil que llegue hasta abajo".

"Es extraño que si una cámara ha llegado hasta el fondo del pozo no haya encontrado rastro del niño porque el espacio para buscar que hay en el fondo es de solo 25 centímetros o menos, es muy pequeño", subraya.

Tampoco le parece probable que se haya producido un desprendimiento que haya enterrado al pequeño Julen, hipótesis que no descartan los investigadores.

"A esa profundidad estamos hablando de paredes de roca, no son habituales los desprendimientos y, sobre todo, me parece mucha casualidad que se haya producido uno justo después de que el chiquillo haya caído", afirma el geólogo de Gesol.

Balboa también ve complicado "que se haya producido un gran desprendimiento", aunque sí ve probable que el pequeño "haya provocado durante la caída pequeños desprendimientos" de materiales superficiales.

Este ingeniero geólogo considera, no obstante, que es probable que haya algo de agua en el fondo del pozo: "Todas las prospecciones suelen encontrar agua al llegar al nivel freático. A veces es insuficiente para explotar el pozo o se acaba secando, pero siempre hay algo de agua". Esa hipótesis también está siendo barajada por los investigadores.

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