Cristian Andrés García Escobar, 28 años, alias Óscar, dirigía en España la red de sicarios colombianos más peligrosa. Desde un bar de Má- laga, Óscar y sus ‘soldados’ eran los ojos y el brazo ejecutor del poderoso cartel de Cali. Ese bar, de nombre Piqueté, era el cuartel general del cartel en España, su ‘oficina de cobros’, que se dedicaba a los ajustes de cuentas para recaudar las deudas generadas por el tráfico de drogas.
Una brillante operación conjunta entre la Policía Nacional y la Guardia Civil ha permitido desarticular este grupo y detener a 14 sicarios, ex policías colombianos y paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia.
Óscar había sido detenido en el año 2000 por asaltar un furgón blindado. Condenado a 21 años de cárcel, se escapó hace cuatro meses aprovechando su primer permiso penitenciario.
Óscar había sido el elegido por el cartel de Cali para dirigir su ‘oficina de cobros’ en España. Pero su ambición criminal iba más allá, ya que planeaba asesinar a dos de los policías que habían participado en su detención hace ocho años.
Su lugarteniente era Juan Pablo Álvarez Liscano (el de la foto del centro), incluido en la lista de la Interpol de los 15 asesinos más peligrosos del mundo, un verdadero sicario a sueldo. Sus ajustes de cuentas eran especialmente sádicos. A una de sus víctimas le cortaron las dos manos y, todavía viva, la metieron en un bidón con ácido sulfúrico para que se deshiciera. Ocurrió en Madrid en septiembre de 2007.
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