El MUSAC recuerda a Wolf Vostell, uno de los padres del movimiento Fluxus

  • Fue el fundador del Museo de Malpartida (Cáceres) en 1976.
  • Su especial vinculación con nuestro país situó a España en el mapa del arte contemporáneo.
Wolf Vostell, 130 Km/h, 1963. Instalación, coche, vías y traviesas y fotografía B/N. The Wolf Vostell Estate
Wolf Vostell, 130 Km/h, 1963. Instalación, coche, vías y traviesas y fotografía B/N. The Wolf Vostell Estate
CORTESÍA MUSAC
Wolf Vostell, 130 Km/h, 1963. Instalación, coche, vías y traviesas y fotografía B/N. The Wolf Vostell Estate

Wolf Vostell (1932 - 1998) tenía tan solo 12 años cuando, tras la capitulación de Alemania en 1945, su familia regresaba a la ciudad germana de Leverkusen de donde había salido en dirección de Checoslovaquia seis años antes debido a la Segunda Guerra Mundial. Dicen que la experiencia le marcó profundamente, hizo el viaje andando y contempló con horror y desde su mirada de niño los devastadores efectos de la contienda en ciudades como Praga, Dresde o Kassel.

Ya convertido en artista, en la década de los 50, su obra se convertiría en un reflejo de todos aquellos recuerdos mostrando, sobre todo, la situación política del momento y las desastrosas consecuencias de las guerras. En el ciclo Habitación Negra (1958) quedaría latente el horror del Holocausto, en Miss Vietnam (1968) el infierno de este conflicto, el mediático asesinato de John F. Kennedy o la caída del Muro de Berlín serían también temas recurrentes.

Aunque Francia y, en especial París, marcarían su crecimiento como artista, el influjo de España fue fundamental en su carrera. Aquí recalaría en 1958 para estudiar las obras de Goya y Zurbarán, el cine de Luis Buñuel le dejaría también noqueado. "Me enamoré de España, de Extremadura, de Mercedes (su mujer), de la historia del arte español y del carácter dulce y tolerante de la gente humilde", declararía en una ocasión.

No volvería hasta 1974 y entonces descubriría Malpartida, un lugar a 15 kilómetros de Cáceres donde decidiría poner en marcha un proyecto totalmente atípico para la época en nuestro país: el Museo Vostell Malpartida dedicado al arte contemporáneo. "Las piedras me decían: haz algo aquí. Me enamoré también de Los Barruecos, declaré aquella zona obra de arte de la naturaleza. Marco ideal para el arte conceptual. Comencé a desarrollar la idea de un museo destinado al arte Happeng y Fluxus", recordaría. A pesar de los numerosos obstáculos que encontraría en el camino para sacarlo adelante, Malpartida sigue en pie cuatro décadas después y su nombre vinculado al mundo del arte de nuestro país para siempre.

Cuando se cumplen 20 años de su muerte, el MUSAC de León ha decidido reivindicar su figura y presenta estos días la exposición Vida = Arte = Vida, una retrospectiva que toma como inspiración una frase del propio artista "el arte es igual a la vida, la vida es igual al arte" para revisar su trayectoria desde los años 50 a los 90 a través de una selección de medio centenar de obras.

Innovador y rara avis para su época, fue creador del término Dé-coll/age -técnica opuesta al collage que proponía la creación de una obra nueva arrancando o rasgando partes de la original-, introductor del happening en Europa -realizó el primero en París en 1958- y confundador junto a Nam June Paik y George Maciunas del ahora popular movimiento Fluxus.

De esta manera la muestra, que podrá visitarse hasta el 26 de mayo, recorre a través de instalaciones, pinturas, esculturas y videoarte los temas claves sobre los que Vostell trabajó durante toda carrera: la exploración de los límites del arte, las relaciones entre arte y vida, la crítica al sistema político, los desastres de la guerra o el consumismo y el poder de los medios de comunicación.

Para tan especial ocasión se han reunido en León obras procedentes de su museo extremeño y también de la Colección Fluxus Gino di Maggio, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, del Patio Herreriano y de coleccionistas privadas, algunas de las cuales podrán verse por primera vez en esta exposición. Además, el próximo mes de febrero, tendrá lugar el museo una representación del acto final de la ópera fluxus El jardín de las delicias, concebida por Vostell y que se ejecutó por primera vez en 1982 en el Festival Pro Musica Nova de Bremen.

La exposición ofrece una visión exhaustiva de toda su trayectoria. El recorrido comienza con una de sus obras capitales, Transmigración III (1958), en la que por primera vez incorporó un televisor en sus trabajos; y continúa con algunas de sus conocidas propuestas de Dé-coll/age.

También están presentes algunas obras de sus series o ciclos más conocidos como El muerto que tiene sed (1978), el ciclo España (1985-86) o El entierro de la sardina (1985-86), junto a cuadros escasamente exhibidos por sus grandes dimensiones como La caída del muro de Berlín (1990) o 9 de noviembre (1989). En uno de los patios del museo puede verse la obra 130 Km/h (1963), que presenta el vehículo original que fue arrollado por una locomotora en el marco de una de la acciones del happening Nein-9-dé- coll/agen (1963).

La exposición presenta por primera vez el archivo Vostell en su totalidad, a través del que podemos acceder a propuestas como hormigonamientos o esculturas para el espacio público tales como las cinco esculturas de Los toros de hormigón o la gran pieza de 16 metros de altura ¿Por qué el proceso entre Pilatos y Jesús duró sólo dos minutos?, conformada por el fuselaje de un avión ruso Mig-21, dos automóviles, monitores de ordenador y tres pianos.

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