Pediatra Hospital Mesa del Castillo, a favor de que se penalice a padres que no vacunan y líderes movimientos antivacuna

  • La pediatra del Hospital Mesa del Castillo, Dolores Pérez, se ha mostrado crítica por el movimiento antivacuna que está tomando protagonismo en este último tiempo, hasta el punto de que considera que este asunto se debería legislar, así como "penalizar no solo a los padres que no inmunizan a sus hijos, sino a los líderes de los movimientos antivacunas que, de manera irresponsable y sin soportes científicos, generan miedo en la población, hasta conducirlos a no inmunizar a sus hijos".

De hecho, recuerda que ya Australia "lo está haciendo con incremento en impuestos y exclusión de beneficios que da el Estado a menores de 5 años".

Pérez, en una entrevista a Europa Press, resalta que la vacunación "es un logro muy importante para la salud pública y ha sido la clave para la erradicación de muchas enfermedades como la viruela y próximamente la polio".

"La OMS ha indicado que la vacunación contribuye a prevenir un promedio de 3 millones de muertes al año por enfermedades como el sarampión, tétanos y difteria", recalca.

En esta línea, ha criticado el miedo "infundado" del que se nutre este movimiento sobre los efectos secundarios de las vacunas, ya que, ha puntualizado, "no existe ningún estudio científico que demuestre la relación entre la vacunación y el autismo".

Aunque reconoce que pueden existir síntomas posterior a la aplicación de las vacunas como fiebre, malestar, artralgias, erupción en el cuerpo, dolor en el lugar de la aplicación de la inyección; síntomas, que en cualquier caso, "remiten en 48-72 horas y que nunca se pueden comparar con el cuadro clínico, complicaciones y mortalidad que produciría la enfermedad natural en caso de presentarse por falta de vacunación, aunado al riesgo de propagación de la misma en la comunidad".

Como ejemplos, ha explicado que el sarampión produce una encefalitis (afección del Sistema nervioso central) por cada 1.000 casos de la enfermedad, la vacuna puede producir encefalitis en menos de una por cada un millón de dosis administradas.

La pediatra ha advertido de la peligrosidad que supone no vacunar a los niños, ya que en el caso del sarampión tenemos una mortalidad de un fallecimiento por cada 3.000 casos.

"Contagiar al resto de los niños es un riesgo inminente ante una población tan vulnerable, sobre todo si se tiene en cuenta que el resto de los niños pueden pertenecer a grupos con inmunodeficiencias, en los que la aplicación de algunas vacunas pueden estar limitadas", explica.

Y es que, continúa, "se pueden convertir en un blanco importante para ser contagiados con un alto riesgo de mortalidad, e incluso el contacto con la enfermedad natural (niño enfermo) puede inducir en pacientes inmunizados a sufrir la enfermedad, si no se ha alcanzado la edad para iniciar la inmunización o si el esquema está por completar".

En 2010 y 2011, destaca, "se ha producido una importante reemergencia del sarampión en muchos países del centro y oeste de Europa, lo que ha obligado a la OMS a posponer el objetivo de eliminación del sarampión y de la rubeola en la región europea que estaba fijado para el año 2015, hasta el año 2020; aún cuando la prevalencia de sarampión prosigue su descenso, es aún inaceptablemente alta".

Para el año 2017 se declararon 14.451 casos en la Unión Europea (28 casos/millón de habitantes), con un incremento respecto a los años anteriores, puntualiza.

Todos los países, excepto Letonia y Malta, han notificado algún caso en los últimos 12 meses. Los países con mayor número de casos han sido Rumanía e Italia (con 5.560 y 5.004 casos, respectivamente) seguidos por Grecia y Alemania.

El 37% de los casos fueron niños menores de 5 años, con la mayor incidencia en menores de 1 año (367,2 casos/millón). Respecto al estado vacunal de los casos, el 87% fueron en no vacunados y el 8% en vacunados con una sola dosis. Se declararon 30 muertes, 19 en Rumanía, 4 en Italia y 2 en Grecia; una de las muertes ocurrió en España.

ORIGEN DEL MOVIMIENTO

La pediatra del Hospital Mesa del Castillo recuerda que la oposición a la vacunación "existe desde que se descubrió la vacunación misma". "Los críticos de la vacunación han adoptado diversas posturas a través de la historia, como la oposición a la vacuna contra la viruela en Inglaterra y Estados Unidos a mediados y finales del siglo XIX, y las ligas antivacunación resultantes para la época".

Según señala, "el descenso en el número de casos de viruela tras la introducción de esta inmunización condujo a la aplicación obligatoria de esta vacuna y gracias a esta medida hoy día la viruela es una enfermedad vista solo en la cátedra de historia de la medicina".

Las controversias más recientes sobre la vacunación surgen por la seguridad de las vacunas DPT (difteria, el tétanos y la tos ferina) y, posteriormente, por la MMR (sarampión, rubéola y parotiditis) y el uso de un conservante que contenía mercurio llamado timerosal.

Este último movimiento antivacunas tiene su origen en una "investigación" publicada en la revista The Lancet en 1998, donde una vez examinados 12 niños autistas, "se aseguraba que existía una conexión entre la administración de la vacuna MMR y ese trastorno".

El estudio tuvo un alto impacto en el Reino Unido y muchos padres dejaron de vacunar a sus hijos, con la reaparición de casos de sarampión, parotiditis y rubeola. Tras esta controversia, los científicos colaboradores del estudio "se retractaron de la veracidad de los datos y en 2004 la revista declaró que no debió publicar ese artículo y el autor del estudio doctor Wakefield fue demandado y se le prohibió ejercer la medicina en su país".

La falsa creencia de que las vacunas causen autismo se debe, en parte, a que los primeros síntomas del mal "suelen detectarse a la misma edad en que los niños reciben le Triple Vírica", pero ha dejado claro que "la ciencia ha demostrado que no existe ninguna relación entre ambos hechos, mas allá de la coincidencia temporal".

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