El perro también se muda

Nos vamos a mudar de domicilio. Nuestros libros y discos llevan ya muchos días embalados, pero a nuestro animal preferido no lo podemos empaquetar. Para evitarle nerviosismos y desarreglos, hemos de procurar mantener su rutina hasta el último momento. No debemos descuidar sus paseos habituales, el rato que solemos jugar con él o sus comidas específicas.

Conviene asegurarse de que los documentos de nuestros animales (licencias, vacunas, etc.) están en orden y al día. Debemos guardarlos bien y tener a mano copias de todos ellos. Lo ideal es pensar con antelación cómo les transportaremos y, si nos mudamos a un lugar alejado, tendremos que aceptar que ello implicará gastos y problemas adicionales.

Mejor en coche

La forma de transporte que menos traumatizará a un animal es un coche o camión privado. Los gatos deben permanecer siempre dentro de sus cestas y los perros bastará que vayan sujetos con una correa, para evitar que se muevan en exceso. Nunca debemos dejarles solos en el vehículo, especialmente en épocas de calor.

Si viajamos en tren o avión, debemos hacer nuestra reserva con antelación, ya que algunas líneas aéreas no aceptan animales. Nos pedirán informes médicos actualizados –de no más de un mes– y es posible que haya que sedarles para que hagan el viaje dormidos.

Transportes especiales

Si ninguno de los medios convencionales nos convencen para desplazar a nuestra mascota, también existen transportes privados especiales para animales que se ocuparán de llevarlos de un sitio a otro. Las condiciones en que viajan los animales son bastante aceptables, pero en muchos casos se asustan al verse separados de sus dueños durante un periodo de tiempo. Por esa razón, este sistema no es aconsejable para perros y gatos, ya que son animales muy apegados a sus propietarios.