La CHG prepara informes para la tramitación ambiental del proyecto minero de Aznalcóllar

  • La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se encuentra en proceso de preparación de informes de cara a la tramitación ambiental que gestiona la Junta de Andalucía del proyecto de explotación del complejo minero de Aznalcóllar (Sevilla).

Así lo han indicado a Europa Press fuentes del organismo de cuenca, que precisan que el paso de la evaluación ambiental es necesario para la validación del proyecto global y, de este modo, la solicitud de licencias para la obtención de los necesarios permisos de agua para poner en marcha el sistema.

Para aprobar esa tramitación ambiental, se piden informes sectoriales a las administraciones que tengan algo que ver con dicho trámite, según la CHG, que hace poco más de un año informaba de que se encontraba en una "vía de solución favorable" para, después de "conversaciones a muy alto nivel", llegar a un acuerdo en lo que respecta a los permisos de aguas.

Cuando la mina era explotada por Boliden contaba con un permiso; tras el desastre ecológico de 1998, el embalse que explotaba Boliden pasó a la CHG y la concesión se extinguió, de manera que ahora de nuevo la empresa que explote la mina debe pedir permiso para usar el agua.

En cuanto a las medidas que se analizan para aliviar la presión sobre el acuífero de Doñana, dados los grandes usos hidráulicos que requerirá el proyecto, la CHG informó en su momento de que se plantean dos alternativas, siendo la primera de ellas el recrecimiento de la actual presa del Agrio, que se diseñó con una obra de desagüe que, con el tiempo, se demostró que no tenía la capacidad de alivio suficiente con las actuales normativas de seguridad y conservación. Como consecuencia, se obliga a que el embalse no se aproveche en su totalidad, pues hay que dejar resguardos para evitar posibles desbordamientos.

La otra opción es la utilización de la gran escombrera de Aznalcóllar como uno de los elementos de sustentación de la presa. Al no haberse concebido este espacio con intención de que se convierta en un pantano, la confederación ha encargado un estudio geológico que vigile aspectos como el grado de compactación o la estratificación de distintas densidades en una zona que garantizaría de 40 a 50 hectómetros cúbicos al año de media.

Una vez se confirmara que la escollera puede ser utilizable, con lo cual se habilitaría un nuevo embalse que, por un lado, pueda tener un uso industrial al suministrar agua a la mina cuando ésta reanude su actividad y, por otro, quepa la posibilidad de que ese agua pueda regar la conocida como comarca de la fresa, de tal forma que se puedan cerrar pozos del acuífero de Doñana y aliviar así la presión sobre éste, las dos alternativas se confrontarían para decidir cuál es la mejor.

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