Los activistas, colgados de una altura de unos 40 metros, han desplegado sobre las 7.20 horas, una pancarta de 120 metros cuadrados en los que puede leerse:"Quemar basura contamina". La incineradora de Son Reus es uno de los puntos negros incluidos en una lista 100 focos muy contaminantes que ha elaborado Greenpeace, como parte del estudio '¿Quién contamina?' que la semana pasada fue presentado en Palma de Mallorca ante los medios.

Además, en el caso de Son Reus, los efectos nocivos son "todavía peores" que en otras incineradoras, por el elevado volumen de residuos urbanos que quema y por no contemplar un proceso de reciclaje menos contaminantes.

La portavoz de la organización, Sara del Río, indicó que prevé contactar con la consellera insular de Medio Ambiente, Catalina Julve, para solicitarle la retirada de la concesión a la empresa Tirme de la gestión de residuos hasta el año 2041, al entender que esta empresa no tiene "ninguna preocupación" por la conservación del medio ambiente y lo "único" que persigue es "enriquecerse económicamente".

El modelo actual de gestión de residuos de Mallorca, explicó la portavoz, es un "fracaso", por lo que rechazó totalmente que se apueste por una ampliación de la incineradora, así como que se intente dar a entender que la quema de deshechos es una estrategia válida dentro del concepto de sostenibilidad.

Según precisó, en el caso de Son Reus, el principal problema que genera la planta incineradora es la generación de cenizas y escorias por la quema del 56% de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) que se generan en la isla y que, tras la incineración, generan un total de 100.000 toneladas de deshechos tóxicos y "muy peligrosos" para la salud.

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