"Ciencia forense para mejorar la seguridad", ya que, tal y como ha asegurado este experto, "estamos ante un problema de alcance global". "El 56 por ciento de las víctimas por explosiones son causadas por el uso de artefactos improvisados, es decir, de fabricación casera", ha alertado.

González ha explicado que son dos los escenarios posibles. Por un lado, están los explosivos fáciles de fabricar y detonar, por ejemplo, los tipos 'TATP' o 'HMTD'; y por otro, como el 'ANFO', los que también son sencillos en su fabricación, pero tienen una explosión más dificultosa.

"Este último tipo es el favorito de muchos terroristas, ya que tienen gran potencia y son fáciles de sintetizar, aunque requieran un detonador mayor", ha aclarado, añadiendo que "dominan el 70 por ciento del mercado del explosivo".

En este sentido, el profesor ha recordado que los servicios de inteligencia 'rastrean' la compra de productos químicos a través de Internet y que trabajan con la más alta tecnología para evitar el uso de estos explosivos de forma ilícita.

En cuanto a las técnicas de detección de explosivos, el especialista en Química Forense ha afirmado que los métodos cromatográficos son los más comunes en los laboratorios forenses de todo el mundo, considerados, incluso, la herramienta de confirmación más importante para cuando la prueba debe tener carácter pericial.

Asimismo, también ha destacado que las técnicas espectroscópicas se han usado extensamente para la detección de estos dispositivos caseros, debido a sus características inherentes que las hacen rápidas, portables, selectivas, relativamente baratas y, además, no son destructivas, lo que es muy importante desde el punto de vista forense.

Esta actividad se ha celebrado en el salón de grados de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga y ha sido promovida por el Departamento de Química Analítica del centro.