Ambos se conocieron en Salamanca hace dos años y medio, ella estudia Filología y trabaja allí. Él es de Perú y vino unos meses a estudiar un doctorado. Una noche en el 'Savor', un bar de salsa, Inma miraba desde una esquinita como todos bailaban, hasta que sin saber cómo acabó justo al lado de Cristóbal. Ambos bailaron, conversaron y rieron juntos, esa noche de finales de agosto de 2005.

Pocos días después ambos recorrían las calles de la ciudad salmantina. Un cine, un helado, Inma se resistía; pero el amor no sabe de batallas, siempre juega con un comodín de reserva. Cristóbal siempre tenía un Plan nuevo para cada día y esto era lo que más enamoró a Inma. A los pocos días, un 6 de septiembre, y tras una visita al cine, comenzaron el noviazgo. Pasaron juntos cinco de los mejores meses de su vida, cobijados bajo un escenario de una ciudad europea de la cultura.

Pero llegó la hora de partir, la estancia de Cristóbal en España tocaba a su fin. Cuando todo el mundo apostaba por el fin de una historia reñida con la distancia, ellos, contra todo pronóstico, continuaban saboreando cada imagen a través de una pantalla, o enviado su voz atravesando el océano.

Cristóbal invita a Inma a visitarle a Perú, después de un año de separación, ella viaja a Perú el pasado verano. Ambos visitan juntos Machupichu y comienzan a bromear sobre la posibilidad de casarse. El novio es de Mollebamba, un pueblecito de 600 habitantes a 3.200 m, ubicado en la provincia de Antabaamba, en el departamento de Apurímac (Perú). Inma es de un pueblo de 16.000 habitantes de la provincia de Albacete, La Roda, en la comunidad autónoma de Castilla La Mancha.

Hasta que Cristóbal un buen día, cansado de la situación y tras el regreso de Inma a España el pasado mes de julio, le escribe unas letras en el messenger: "¿Te quieres casar conmigo?", Inma no se lo podía creer, pero acepta.

Comenzaron los preparativos, Inma con ayuda de su familia ha preparado la boda sola desde España, enseñándole las invitaciones por webcam a su chico.

El próximo 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, Inma y Cristóbal se darán el sí quiero en una iglesia que antes fue castillo, La Roda. Pero el novio viajará solo ese día, porque es difícil de afrontar económicamente ese viaje para su familia. Sus padres,Nicomedes e Isabel,se pegarán ese día a una pantalla de ordenador en Perú, para poder ver a su hijo en el día más feliz de sus vidas. Mientras en ese antiguo castillo de La Roda digno de un cuento de princesas, Inma estará en el altar justo al lado de Cristóbal y frente a una pantalla de ordenador con conexión a internet y una webcam. Cristóbal de vez en cuando guiñará y dedicará una sonrisa a esa minicámara, que le permitirá tener a los suyos un poco más cerca.

Una boda más; pero distinta de otras. Los novios en su día no bailarán el vals, ambos han preparado una canción de salsa, su canción, "Déjame un beso que me dure hasta el lunes".

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