La Gran Vía desierta, repique de campanas, y petardos. Sólo la Virgen de la Fuensanta puede provocar estas cosas.
Y, efectivamente, nada más cruzar el puente de los Peligros se percibía la magia de los días especiales de Murcia, y este San Valentín lo era.
Vestida de morado con fajín rojo, la Fuensantica venció el cielo encapotado de todo el día y los 12 grados de temperatura. Lo único que corría fueron las lágrimas de muchos murcianos, llorando por la emoción de ver a su Patrona, en un caos sonoro formado por las campanas del Carmen, los petardos lanzados en el Jardín de Floridablanca y el himno nacional.
Tras saludar al Cristo de la Sangre en la iglesia, la Morenica se dirigió a la catedral arrastrada por una riada de fieles. Al son de El Canto a Murcia, de la zarzuela La Parranda, la Virgen enfiló el camino de la que va a ser su casa hasta el 8 de abril.
Los devotos
Cristina Díez
«Yo vengo todos los años cada vez que baja la Virgen de la Fuensanta a Murcia y lo suelo hacer con mi madre. Para este año le pido a la Patrona mucha salud y que todas las cosas que emprenda me vayan bien».
Fco. Javier Muñoz
«Siempre que viene la Virgen de la Fuensanta vengo a verla. También en la subida, siempre la acompaño hasta el santuario y lo hago descalzo, porque hago promesa. Este año le pido salud para mi hija de mes y medio».
Encarna Belmonte
«Todos los años vengo a ver a la Virgen de la Fuensanta cuando baja a Murcia y también cuando sube al santuario. Le pido que me traiga salud y cuidados para todos, lo mejor para todos, porque de dinero vamos tirando».
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