Durante el año pasado cada habitante del área metropolitana de Barcelona generó 447 kilos de residuos, es decir, 1,4 millones de toneladas cuyo tratamiento implicó un coste de 153 millones de euros.

La recogida selectiva apunta a separar los residuos por tipologías: orgánica, vidrio, papel, envases ligeros y resto. Los municipios se encargan de la recogida y el AMB tiene a su cargo el tratamiento de cada tipo, que tras un proceso de selección mecánica o manual permite reciclarlos o reconvertirlos en energía eléctrica o fertilizantes.

El índice de recogida selectiva "se encuentra estancado en un 34,7%", describe Eloi Badia, vicepresidente de Medio Ambiente del AMB, cuando las directivas europeas obligan a que para el año 2020 se llegue al 50% de reciclaje de los residuos municipales.

Un 85% del tratamiento lo pagan los residentes y las actividades económicas del área metropolitana mediante la Taxa Metropolitana de Tractament de Residus (TMTR) que se factura en el recibo del agua, y el total a pagar no se determina directamente por la basura que genera un hogar, sino por la que produce un municipio, y por la cantidad de recogida selectiva.

O sea: cuanto más basura produzca un municipio, más deberán pagar los vecinos; más allá de que en su casa separen los residuos.

Para aumentar el índice de recogida selectiva y favorecer unos importes de la TMTR más justos, el AMB “promoverá sistemas individualizados y que bonifiquen el comportamiento ambiental”, apunta Badia. Uno de estos sistemas es la recogida puerta a puerta, que ya se implementa en municipios como Tiana o Torrelles de Llobregat, o en el núcleo histórico de Sarrià, en Barcelona. De esta manera, es más fácil individualizar cuántos residuos genera cada hogar.

Otra alternativa es implementar los contenedores inteligentes, que sólo puedan ser abiertos con una tarjeta o por el móvil, y que permite saber en qué medida los habitantes realizan recogidas selectivas. Este sistema comenzará a ser aplicado en municipios como El Papiol y Sant Just Desvern.

En este sentido, el AMB otorgará incentivos económicos a los ayuntamientos que mejoren la recogida selectiva. Si se llega al 50% que marca la UE la región podría obtener un ahorro de 13 millones de euros en el tratamiento de la basura.

Las familias con riesgo de vulnerabilidad social tienen una bonificación del 100% de esta tasa, un beneficio que llega a entre 15.000 y 20.000 familias.

Para ello, el organismo destinó una partida de 800.000 euros. Para promover la separación de residuos, en los puntos verdes y de recogida los vecinos pueden recibir una tarjeta magnética al presentar el recibo del agua.

Cada vez que aportan residuos que no pueden ser depositados en los contenedores (como juguetes, electrodomésticos, libros o restos de pintura) se contabilizará en la tarjeta, y esto permite obtener descuentos del 1% al 14% en la TMTR.

Desde el AMB se organizan visitas escolareso de grupos de adultos a las plantas de tratamiento de residuos. Por otra parte, a lo largo de este año las facturas de las empresas proveedoras de agua se han resideñado para informar, con más claridad, sobre lo que paga cada residente por la TMTR.

De esta manera se quiere que la ciudadanía entienda que ellos son los que pagan por el servicio. “Queremos impulsar un cambio de sistema, que con estas medidas y con la incorporación de la recogida puerta a puerta o con contenedores inteligentes incentive un cambio de comportamiento, para que sea más difícil no separar que hacerlo bien", indica Badia.

Los residentes de los municipios que generan más residuos, y que tienen menos índice de recogida selectiva, son los que más pagan por la TMTR.

1. En el área metropolitana de Barcelona se generan 1,4 millones de toneladas de residuos, una media de 447 kilos por persona y año.

2. El tratamiento de estos residuos cuesta 153 millones de euros anuales. Un 85% de este coste se cubre con el pago de la Tasa Metropolitana de Tratamiento de Residuos.

3. 1,2 millones de domicilios y 150.000 empresas y comercios pagan esta tasa. El coste varía según la generación de residuos de cada municipio y de su índice de recogida selectiva.

4. Lo que paga cada hogar puede oscilar entre los 20 euros hasta los 60 euros anuales. El total se determina, además del índice de generación del municipio y la recogida selectiva, por el consumo de agua: cuanto más alto sea, significa que hay más residentes.

5. Las actividades económicas pagan entre 150 y 1.500 euros anuales, según el tipo y cantidad de residuos que producen. El coste más bajo puede corresponder a un estudio profesional, y el más alto sería el equivalente a un restaurante.

6. El 90% de los residuos que se dejan en el contenedor gris (fracción resto) son de materiales que pueden reciclarse o transformarse en compostables.

7. El AMB se inspira en las políticas de recolección de ciudades como Milán o Liubliana, donde la recogida selectiva aumentó hasta un 70% tras aplicar cambios similares en el sistema de recogida.