ETA reconoce, en su último Zutabe, dos atentados más que se suman a los 2.604 que ya había asumido con anterioridad

  • BILBAO, 6 (EUROPA PRESS)
Lectura del comunicado de ETA (archivo).
Lectura del comunicado de ETA (archivo).
GARA - Archivo
Lectura del comunicado de ETA (archivo).

ETA reconoció, en su último Zutabe -boletín interno de la banda- dos atentados que no había reivindicado hasta el momento y que se suman a los 2.604 que ya había asumido con anterioridad. Se trata del asesinato de tres personas en Tolosa (Gipuzkoa) en 1981, a las que confundió con policías; y la acción terrorista en la que hizo estallar un potente artefacto explosivo en 1974 en el interior de la cafetería Rolando, situada en el número 4 de la calle del Correo de Madrid, a pocos pasos de la Dirección General de Seguridad, en la que fallecieron 13 personas.

El diario 'Gara' publica en su edición de hoy una información, recogida por Europa Press, en la que apunta que ETA elaboró un último Zutabe, fechado un mes antes de su disolución, en el que pone cifras a la actividad terrorista que desarrolló durante medio siglo.

En el documento, la banda asegura que ha asesinado a 758 personas en sus atentados, alrededor de un centenar menos de las que le atribuyen el Ministerio del Interior y las asociaciones de víctimas.

ETA admite dos atentados que no se había atribuido hasta ahora y que se suman a las 2.604 acciones que sí había reconocido con anterioridad. Se refiere, de esta forma, a la muerte de tres personas en Tolosa en 1981, a las que confundió con agentes de Policía; y al artefacto que colocó en una cafetería Rolando, de la calle Correo de Madrid en 1974, en la que perdieron la vida 13 personas y en la que alrededor de 70 resultaron heridas. La banda admite, en su boletín interno, que solo dos de estos muertos "tenían relación con la cercana Dirección General de Seguridad (DGS)".

NÉRIN, MUERTO EN "UN ENFRENTAMIENTO INESPERADO"

En su Zutabe final, la banda recuerda que el 9 de agosto, a las 18.00 horas, hizo estallar su último artefacto explosivo en las galerías de la Plaza Mayor de Mallorca -sin víctimas-, y apunta que, más tarde, se produjo "el enfrentamiento inesperado" que acabó con la muerte del policía francés Jean-Serge Nérin.

En su balance de actividad terrorista, ETA concreta que, a lo largo de su historia, cometió 365 atentados contra la Guardia Civil, en los que mató a 186 efectivos; 215 acciones contra Cuerpos Policiales, en los que perecieron 139 agentes; y 147 contra el Ejército, en el que fallecieron 101 militares -entre ellos, enumera un almirante, dos vicealmirantes, doce generales, 31 coroneles, siete capitanes y once comandantes-, además de once funcionarios civiles de la Armada. En esta línea, precisa que cometió "más de 800 acciones armadas desde 1975 a 1982".

La banda reproduce en el documento la declaración de "reconocimiento del daño causado" que ETA emitió el día 8 del pasado mes de abril, en la que pedía "perdón" solo a las víctimas que no estuvieron relacionadas "directamente" con lo que denomina el 'conflicto vasco'.

Gara destaca que, en la declaración, ETA reconoció "la responsabilidad directa que ha adquirido en este dolor" que se causó, y manifestó que "nada de todo ello debió producirse jamás o que no debió prolongarse tanto en el tiempo, pues hace ya mucho que este conflicto político e histórico debía contar con una solución democrática justa".

PRECISIONES

ETA hace precisiones sobre algunos de los atentados que cometió. En este sentido, se refiere al asesinato en agosto de 1968 de Melitón Manzanas, jefe de Policía en Gipuzkoa, para apuntar que no fue una respuesta a la muerte del activista de la banda Txabi Etxebarrieta, sino que "la decisión estaba tomada de antemano".

También se refiere al atentado de Hipercor, como "el mayor error y desgracia" que cometieron. "Esa acción dejó una alargada sombra, pues, además del irremediable daño humano y dolor causado, provocó dudas sobre las características de la lucha armada (...). Que ETA asumiera totalmente su responsabilidad y realizara autocrítica, no minimizó del todo esas consecuencias negativas", añade.

También se refiere a los largos secuestros en los años 90, que recuerda que fueron de "motivación económica" y que se convirtieron "en el centro de una fuerte confrontación", como los del empresario José María Aldaia (secuestrado durante 342 días) y de Cosme Delclaux (232 días), al que califica de "oligarca". En esta línea, admite que "se prolongaron tanto por las dificultades técnicas y operativas provocadas por la presión policial".

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