Francia investiga una serie de casos de bebés nacidos sin manos, brazos o antebrazos en el este del país, después de tener constancia de once nuevos nacimientos de estas características entre 2000 y 2014, lo que ha desatado la alarma en todo el país.

Estas anomalías han llevado al país vecino a un debate sobre las causas y se ha puesto en duda el papel de la Sanidad en detectar y dar respuesta a un problema de este calibre.

Las malformaciones involucradas son la agenesia de las extremidades superiores aisladas, es decir, la ausencia de formación de una mano, un antebrazo o un brazo durante el desarrollo del embrión. La aparición de este tipo de anomalía varía entre 1,2 y 1,8 casos por cada 10.000 nacimientos, según los registros en Francia.

De acuerdo con los cálculos de la epidemióloga y bioestadística Catherine Hill, realizados para el periódico francés Le Figaro, eso es algo menos de 200 nacimientos por año. La rareza de estos casos va acompañada de un fenómeno bien conocido en estadística: cada vez que se observa un exceso de casos, surge la pregunta de si se debe al azar o puede tener un origen relacionado, por ejemplo, con el medio ambiente.

El caso de los bebés sin brazos se ha dado en Ain, un departamento -en Francia los territorios se dividen en departamentos- situado entre el valle del Saona y los Alpes que comparte frontera con Suiza y forma parte del región Ródano-Alpes (este). Ahí ascienden a 18 casos.

Pero hay otros grupos de bebés con malformaciones que se han observado en el oeste, en el departamento de Loire-Atlantique con capital en Nantes (oeste), entre 2007 y 2008 donde hubo tres nacimientos de este tipo, y en Bretaña, entre 2011 y 2013 con cuatro, por lo que la cifra global en todo el país se sitúa en torno a la treintena.

En septiembre ya se hablaba de estos casos, pero fue a finales de octubre cuando todos los medios de comunicación empezaron a alertar de ello y el Gobierno tuvo que aclararlo. Esto ha llevado a Francia a vivir un mes de de incertidumbre sobre el fenómeno.

Hay muchas especulaciones pero ninguna causa común. Las autoridades competentes han dado varios factores, pero sin definir uno en concreto. "Lamentablemente, las primeras investigaciones no identificaron una exposición común que podría estar en el origen de estas graves malformaciones", han explicado desde la Sanidad francesa.

Un informe sobre este tipo de anomalías congénitas aclara que puede ser por "ciertos productos alimenticios, drogas, sustancias recreativas, alcohol, tabaco y también alertan también sobre las toxinas ambientales, sustancias que pueden tener efecto en las mujeres embarazadas y provocar defectos en el cuerpo de los bebés".

Por eso, las investigaciones han puesto el foco en las pesticidas. "Estos casos de malformación infantil exigen que miremos con lupa el eventual impacto de los pesticidas sobre las mujeres embarazadas", ha explicado el responsable de la agencia sanitaria.  Por su parte, la ministra de Sanidad, Agnes Buzyn, ha dudado sobre las causas y dice que "es posiblemente una pista medioambiental", vinculada a lo que "comieron" las mujeres cuando estaban embarazadas, o "quizá lo que respiraron". "Quiero saber, creo que todo el país quiere saber", agregó.

Este caso de malformación, que afecta a una sola extremidad, no es de origen genético, de ahí que se ponga foco en posibles causas ambientales. Ahora, Sanidad y la Agencia Francesa de Alimentación, Medio Ambiente y Salud (ANSES) deben de dar respuesta y para ello tienen un plazo de tres meses.

Todo empezó con la publicación del informe Remera (Registro de Malformaciones Congénitas de Rhône-Alpes, la zona donde se han dado los casos) que hasta hace pocos meses había sido confidencial. En él se alertaba del "exceso" de bebés sin brazo o manos en Ain.

Las autoridades sanitarias francesas no reaccionaron hasta que la prensa empezó a presionar. El 4 de octubre la agencia de salud en Francia respondió que "el análisis estadístico no muestra un exceso de casos en comparación con el promedio nacional", sin dar ninguna respuesta sobre las causas de este fenómeno. Se tuvo que esperar hasta el 21 de octubre para que el Ministerio de Sanidad anuncie una nueva investigación.

Este mismo miércoles, el director general de la agencia de salud finalmente dijo que la investigación cubriría "toda Francia" con la publicación de los resultados en tres meses. Pero la falta de una respuesta contundente y a tiempo ha llevado a cuestionar la gestión de la sanidad pública.

En Francia, a día de hoy, existen seis registros en seis territorios sobre las malformaciones congénitas. Sin embargo, solo el 19% de los nacimientos son estudiados, según recoge el diario francés 20minutes. Además, las estadísticas sacadas solo se refieren a los nacimientos y no recogen las interrupciones médicas de embarazos.

Esto ha iniciado un debate, y sugiere que ha habido una vigilancia muy parcial. De hecho, para la exministra de Medio Ambiente, Corinne Lepage, esta anomalía "requeriría registros departamentales o regionales si se quiere avanzar en los vínculos causales entre el medio ambiente y las enfermedades congénitas. Hay una gran falta de datos independientes y un seguimiento real en esta área". "Creo que hay un conflicto de intereses", ha dudado Lepage.

Por su parte, la directora de la Remera, Emmanuelle Amar, ha denunciado que se trata de proceso "indigno" de la Agencia de Salud Pública de Francia. "Si bien fracasó en su misión de vigilancia de la salud, confiamos a este organismo una encuesta nacional en lugar de analizar los fallos de funcionamiento que pueden haber llevado a esta situación", refiriéndose a la nueva investigación a nivel nacional que anuncio Sanidad.