
El último cuadro subastado por la casa neoyorkina Christie's podría pasar por una obra retratista de la oscuridad barroca con pinceladas similares a las del impresionismo de no ser porque tras su marco dorado no hay pintura.
Se trata de la primera obra artística fruto de la inteligencia artificial vendida en subasta. "El retrato de Edmond de Belamy", como se titula, alcanzó el pasado jueves un valor de 432.500 dólares (380.000 euros) mientras introducía en el expectante público una cuestión: ¿Se aproxima una nueva etapa del arte?
#AuctionUpdate The first AI artwork to be sold in a major auction achieves $432,500 after a bidding battle on the phones and via ChristiesLive https://t.co/XiDVxVGa1n pic.twitter.com/7dxirT55i8
— Christie's (@ChristiesInc) 25 de octubre de 2018
Ni Goya, ni Rembrandt, ni Renoir... La firma en este cuatro no es humana, sino una fórmula algebráica que puede leerse en la parte inferior derecha.
Creado por un aparato tecnológico entrenado por Obvious, un colectivo con base en París, su autoría en cualquier caso no está del todo clara, planteándose como una cuestión que nace de la misma incertidumbre que establece esta nueva realidad.
"Si el artista es quien crea la imagen, en ese caso sería la máquina", dice Caselles-Dupré, uno de los miembros de Obvious. "Si el artista es el que sostiene la visión y quiere compartir el mensaje, entonces somos nosotros", matizó.
Tal y como indica el colectivo, uno de sus objetivos es "combinar el arte generado por personas y el que producen máquinas, y plantear preguntas" a partir de ello.
Tecnología sobre lienzo
Para lograrlo, Obvious parte de la tecnología GAN (red de confrontación generativa en español). "El algoritmo se compone de dos partes. Por un lado está el generador y por otro el discriminador", indica Caselles-Dupré.
"Alimentamos el sistema con un conjunto de datos de 15,000 retratos pintados entre el siglo XIV y el XX. El generador crea una nueva imagen basada en ese conjunto, luego el discriminador intenta detectar la diferencia entre una imagen humana y una creada por el generador. La meta es engañar al discriminador para que piense que las nuevas imágenes son retratos de la vida real. Así obtenemos el resultado ".
A pesar de que esta técnica se utiliza desde 2015, es la primera vez que el resultado se muestra impreso en lienzo y, además, firmado. La novedosa pieza superó rápidamente su precio de salida, que rondaba entre los 7.000 y los 10.000 dólares para asombro de las personas pujantes, que se concentraron en físico, vía internet y a través del teléfono.
Finalmente, el cuadro fue adquirido por un comprador anónimo que desde el teléfono ofreció la cifra definitiva. Con su venta, no solo se ponen sobre la mesa nuevas técnicas en el mercado artístico, sino que además se abre un debate que trasciende lo social y lo psicológico sobre la percepción humana.
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