Los canadienses The Sadies impregnan los escenarios españoles de sabor americano

Imagen de una actuación de The Sadies (ARCHIVO)
Imagen de una actuación de The Sadies (ARCHIVO)
Imagen de una actuación de The Sadies (ARCHIVO)
Aquellos fans de la música que maldicen el presente y que sólo sitúan su punto de mira en los clásicos del pasado, tienen motivos para el optimismo con
The Sadies.

La banda canadiense, que acumula siete discos y colaboraciones con ilustres músicos entre los que destacan Neko Case y Jon Spencer, aterrizaron en Madrid, por cortesía de Houston Party, para descargar todo su arsenal de añejo pop, rock, country, surf, rockabilly y siniestras melodías de Ennio Morricone.

Y la sala Dink fue un clamor. Hoy Zaragoza, y mañana Santader, si siguen a este nivel, lo serán igualmente. The Sadies impregnaron la velada madrileña de un sabor retro y de unas sonoridades americanas que hicieron las delicias de los fans, que mostraron su entusiasmo bailando, moviendo la cabeza o, simplemente, dejándose llevar.

Gary Louris

Había mucha expectación por ver a esta banda. Con todo un Gary Louris (ex The Jayhawks) a los mandos, los hermanos Dallas editaron el año pasado New Seasons, séptimo álbum de la formación, que seguía los derroteros marcados por los anteriores trabajos pero que dotó de más complejidad, profundidad y oscuridad a la música del grupo, convirtiéndolo en su obra más redonda hasta la fecha.

Pues bien, pasadas las diez de la noche, y sin teloneros, los compatriotas de Neil Young comenzaron el espectáculo. Durante la primera media hora, más o menos, The Sadies no sonaron especialmente engrasados, pero superados estos leves desacoplamientos inciales, la banda remontó el vuelo y ofreció una actuación impecable.

No desviarán el mundo del rock, y desde luego no alcanzan el nivel de las grandes formaciones y personalidades que les inspiran, pero la riqueza de sensaciones que transmite es digna de elogio. Así, uno cerraba los ojos...y en cinco minutos podía sentirse consecutivamente en un soleada playa de California, en un rancho de Wisconsin y en un western de Sergio Leone.

Bañados a menudo en una psicodelia muy típica de los 60's, con la fantasmagórica The Trial como momento álgido de la noche y con la inesperada omisión de su joya The Land Between, The Sadies ofrecieron un par de bises como colofón y un gratísimo recuerdo como obsequio.

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