Las reclusas pondrán la toga a sus señorías

  • Las internas de la cárcel de Alcalá-Meco trabajan en talleres para confeccionar las túnicas que llevarán muchos abogados.
  • El precio depende de la calidad de las togas, las más económicas rondan los 140 euros.
  • El objetivo de la iniciativa es facilitar "hábitos de normalización".
Una interna en el taller de textil de Alcalá-Meco. (Antonio Navia).
Una interna en el taller de textil de Alcalá-Meco. (Antonio Navia).
Antonio Navia
Una interna en el taller de textil de Alcalá-Meco. (Antonio Navia).

A partir de ahora los abogados españoles podrán lucir togas confeccionadas por reclusas. Ayer, la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, entregó la primera túnica elaborada por las internas de Alcalá-Meco a Carlos Carnicer, presidente del Consejo General de la Abogacía Española, en virtud de un convenio firmado el pasado noviembre.

De momento, Alcalá-Meco es el único centro de España en el que se elaboran, pero si aumenta la demanda (los colegios de abogados de Valladolid y Soria ya han hecho un pedido), se extenderá a otras prisiones del país.

A pesar de la ironía de que las propias internas cosan las togas de los abogados, están contentas con el trabajo, ya que por su labor reciben un salario que envían a sus familiares, casi siempre a otros países (la mayoría de las reclusas son extranjeras), y además están dadas de alta en la Seguridad Social. En Alcalá-Meco hay unas 600 mujeres internas, de las que un 90% lo están por tráfico de drogas.

Para trabajar en el taller, en primer lugar deben solicitarlo y después se estudia si son aptas o no para ello, pero, aun siendo apta, el número de plazas por el momento es limitado. En el taller textil de la cárcel madrileña trabajan doce mujeres, que, además de coser las togas (tienen que hacer un curso de formación específico), trabajan también en cortinas y petates.

Objetivos de la iniciativa

Gallizo explicó que uno de los objetivos es facilitar "hábitos de normalización" a las internas, para las que, a pesar de que este trabajo no les facilita reducción de condena, sirve de gran ayuda, porque aparte de cobrar un sueldo (que varía en función de la producción), acumulan experiencia y les sirve «de terapia para no pensar mucho dónde estamos», según Lucinda Parada, una interna condenada a 9 años por tráfico de drogas.

Precios de mercado

El precio de las togas varía según la calidad. Las más asequibles costarán 143 euros y las de mayor calidad, 215 euros. Actualmente, más de 11.500 internos trabajan en los talleres productivos –en los que se hacen labores de carpintería, manipulados o artes gráficas– de los centros penitenciarios dependientes de la Dirección General, lo que supone un 30% más que en 2003. Además, durante el año pasado, cerca de 5.000 reclusos recibieron cursos de formación laboral. En nuestro país hay 57.700 presos, de los cuales trabaja el 20%.

INTERNAS EN EL PROYECTO

Gloria Flores, 57 años: "Trabajo para enviar dinero a mi país". Gloria es boliviana y está condenada por tráfico de drogas. Para ella, que lleva 13 meses en prisión, lo mejor que puede hacer una prisión es "darnos la oportunidad de trabajar".

Mª del Carmen Sarmiento, 34 años: "Lo más importante es tener la mente ocupada". Procede de Colombia y afirma que lo mejor del trabajo es que "se pasa el tiempo rápido y no piensas". Además, opina que "hay muy buen ambiente, estamos muy unidas".

O. P., 37 años: "Lo fundamental es ayudar a mi familia". Su madre y su hija viven en Ucrania, su país de origen, y ella les envía el dinero que gana en el taller. Estudia el preacceso a la universidad, quiere hacer empresariales.

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