Hasta 20 inmigrantes se hacinan en casas de 60 m2

Son, sobre todo, latinoamericanos. Los usuarios pagan unos 100 euros al mes por una habitación compartida con tres o más personas.
Lejos de desaparecer, el fenómeno de las camas calientes (alquiler por horas de colchones y espacios en viviendas) y de los pisos donde se hacinan extranjeros se ha incrementado «considerablemente» en la región.

Según fuentes del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid, en los últimos tres años ha crecido el número de viviendas donde llegan a vivir unas 20 personas compartiendo habitaciones y hasta los balcones del inmueble. Los pisos, por lo general, no pasan de 60 m2.

«He visto a gente durmiendo en el suelo o en colchones. En Argüelles han llegado a alquilar hasta la escalera de un edificio», asegura una administradora de fincas. Los extranjeros que sobreviven de esta manera son casi siempre sudamericanos, aunque también se da entre ciudadanos chinos.

Alquileres elevados

Los caseros de estas viviendas pateras son españoles «que cierran los ojos y se tapan los oídos», ante las quejas de los otros propietarios. La razón es que los ingresos del alquiler son elevados, hasta el doble de los precios del mercado. (Por un piso de 60 m2 se pagan unos 600 euros en Lavapiés). Los arrendatarios, a su vez, subalquilan los pisos a unos 100 euros al mes en habitaciones compartidas con tres o más personas.

Los usuarios suelen ser ecuatorianos, peruanos, colombianos y bolivianos, aunque la asociación Rumiñahui, que representa al colectivo de Ecuador, cree que esto ha cambiado: «Los ecuatorianos están más asentados. Hace unos años tenían que vivir así,  pero ya no. Ahora mucha gente tiene opción de comprarse un piso».

Más casos en Lavapiés

Centro, Tetuán, Villaverde y Usera son los distritos donde más se nota el hacinamiento en las viviendas. En el Centro, según el Colegio de Administradores de Fincas, destacan la calle de Fuencarral y las aledañas a la calle del Pez. Pero la zona donde ha subido más ha sido en Lavapiés: las calles de Salitre y Amparo son un ejemplo de ello. «Por lo general ocupan los pisos interiores. A veces no se notan porque trabajan todo el día», comenta un vecino.

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