'Vivarium': el proyecto bordado a cuatro manos entre Miquel Barceló y su madre

  • Una exposición reúne 13 bordados de gran formato realizados por Francisca Artigues a partir de dibujos de su hijo.
  • Pueden verse en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico hasta enero de 2019.
Una de las obras de la exposición 'Vivarium'. Bordados de Francisca Artigues sobre dibujos de su hijo Miquel Barceló.
Una de las obras de la exposición 'Vivarium'. Bordados de Francisca Artigues sobre dibujos de su hijo Miquel Barceló.
FRANCISCA ARTIGUES Y MIQUEL BARCELÓ
Una de las obras de la exposición 'Vivarium'. Bordados de Francisca Artigues sobre dibujos de su hijo Miquel Barceló.

Lazos de amor, que como un cordón umbilical que une a madre e hijo, se transforman en lazos artísticos. Esa es la esencia de Vivarium, la exposición que une la creatividad de uno de los grandes del arte español Miquel Barceló con la de su madre, Francisca Artigues.

Como tantas mujeres de su época, Francisca (Felanitx, 1926) aprendió a bordar en su juventud. Fue también muy aficionada a la pintura: óleos antes de su matrimonio, acuarelas de paisajes tras su boda, también pinturas abstractas... El destino hizo que abandonara la pintura cuando su hijo empezó a mostrar dotes artísticas. Como una manera de reactivar esas antiguas pasiones, Miquel le pediría que volviese a bordar de forma seria a partir de 2009, ya pasados los ochenta años.

De una manera distendida, sin reconocer todavía su trabajo como la obra de arte que ahora es, Artigues comenzaría a bordar los dibujos que su hijo le pintaba en telas de lino y algodón y que acabarían convirtiéndose en piezas de uso doméstico: manteles, servilletas, cortinas, ropa de cama...

"Cada uno de estos bordados tenía una función y todos eran para alguien, para una mesa concreta o una cama concreta. Ni siquiera pensamos que eran obras de arte, pero creo que está bien enseñarlos con esta humildad, sin más pretensiones", señala ahora Barceló.

Poco a poco, madre e hijo inician un proyecto común que les une en lo personal pero, también, en lo artístico, y al que Francisca ha dedicado cientos de horas en esta última década: "Él me traía los papeles con dibujos y yo los calcaba con papel transparente. Para mí era como pintar bordando y me realizaba también", señala.

El resultado de este proyecto a cuatro manos puede admirarse ahora en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid. Allí, bajo el comisariado de Rose Chalalai Singh y Mireia Vera se reúnen 13 bordados de gran formato y una treintena de dibujos originales en acuarela de Barceló, entre los que se incluyen retratos de su madre y obras con motivos de animales.

Está la primera tela que Artigues bordó, una mantel blanco y azul con los colores del mar y peces del Mediterráneo; y también la última, que remató pocos días antes de la inauguración.

Abierta hasta el 6 de enero, la muestra toma su título de uno de los bordados, Vivarium, una pieza de más de 4 metros de largo y 2 de ancho cuya elaboración ha supuesto más de dos años de trabajo, concebida como tapiz y donde lucen todo tipo de criaturas.

Tapiz 'Vivarium' de Francisca Artigues sobre dibujos de su hijo Miquel Barceló
Tapiz 'Vivarium' de Francisca Artigues sobre dibujos de su hijo Miquel Barceló

"Vivarium es como un contenedor de cosas vivas. Todo está vivo, se transforma, crecen, como si fuese una planta de patatas que salen todas de allí. Dragones, nenúfares y extraterrestres, incluso objetos, una cosa en crecimiento constante", explica el propio Barceló.

Como no podía ser de otra forma, las referencias al Mediterráneo en estas telas son una constante: criaturas abisales, tiburones, peces espada, pulpos escupiendo tinta, tortugas, langostas, gambas, estrellas de mar...

 Con el tiempo, y según crecía el proyecto, otras telas comenzaron a poblarse de criaturas de la tierra: flores, arbustos, palmeras, reptiles arcaicos, insectos, pájaros, murciélagos, monos, ciervos caballos y elefantes. Y también anzuelos, flechas, hachas y cuchillos; herramientas primitivas al servicio del hombre.

Coincidiendo con la exposición se edita un libro con el mismo título que incluye 50 fotografías de Jean Marie de Moral que recogen el proceso de trabajo de Francisca Artigues y Miquel Barceló y abren las puertas de la residencia familiar y del taller del artista en Mallorca.

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