Una psicóloga canina da clases a los perros mientras los pasea. Tres o cuatro órdenes bastan para garantizar el buen comportamiento de un perro: tumbarse, sentarse, obedecer a la llamada o quedarse quieto. Hace falta paciencia y no pensar en el animal como en una persona. «Humanizar a un perro es el peor camino », explica María Riesco, experta en psicología canina. María se dedica a dar clases a perros mientras los pasea por Oviedo. Trabajó en Lugo y desde hace tres meses se instaló por su cuenta en la capital de Asturias.Lo ideal es empezar con un cachorro, pero cualquier edad es buena. «Mucha gente me trae perros de cinco o seis años, cuando ya está desesperada», cuenta María. El problema es que «el perro necesita saber quién manda», pero sin hacerle daño. «No se le pega, aunque se le corrige», explica. En enseñar al perro y a su amo («a veces es más difícil con el dueño») se tarda un mes y medio. Sus clases duran media hora y cuestan 20 € cada una.
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