Semana, sí; semana, no, los ornamentos amanecían rotos y arrancados de sus pilares. Para evitarlo, el Consistorio ha decidido sustituir las luces y sus láminas protectoras por placas de mármol violeta, hechas a medida, que servirán para tapar los huecos. En total se están colocando 144 placas circulares, dos por cada montículo de piedra. La solución ha recibido ya las primeras críticas de los vecinos.

Dando luz desde 1991

Los pináculos y sus luces se instalaron en el puente a principios de los años noventa, culminando la reforma integral de este paso monumental. Los focos se protegieron con apliques de cristal grueso que no tardaron en ser objetivo de los vándalos. Poco tiempo después, en 1996, se cambiaron esos cristales por plásticos que han protegido las luces durante los últimos años. Tampoco resistieron la acción de los gamberros o de ladronzuelos, que sustraían los focos.

Sin embargo, los vecinos critican la colocación de baldosas de mármol: «Lo ideal hubiera sido haber colocado algún otro material translúcido más sólido para no tener que retirar las luces», explica Rafael Tejedor, presidente de la asociación de Arrabal. También censuran su estética. «No tiene sentido colocar placas violetas, que no encajan con el resto del mobiliario urbano», añade Rafael. El ritmo de los trabajos depende de la elaboración de las placas de mármol.