Los cucurrumachos de Navalosa pasearon sus cencerros entre la lluvia

  • Estos personajes de origen celta recrean la lucha entre el bien y el mal.
  • Grandes cencerros advierten a la población de que llegnan los horripilantes cucurrumachos.
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Los cucurrumachos forman parte de una tradición celta que representa la lucha entre el bien y el mal.
Los cucurrumachos forman parte de una tradición celta que representa la lucha entre el bien y el mal.
M. MARTÍN / ICAL
Los cucurrumachos forman parte de una tradición celta que representa la lucha entre el bien y el mal.

La intensa lluvia que cayó ayer sobre la localidad abulense de Navalosa (326 habitantes) no ha conseguido ahuyentar a los pavorosos cucurrumachos, que un año más han cumplido con la tradición y han vuelto a salir a la calle en el 'Domingo Gordo' de carnaval.

Las adversas condiciones climáticas han hecho que la afluencia de público haya sido algo inferior a otros años, a la vez que han obligado a algunos cucurrumachos a pasearse entre los espectadores bajo un paraguas.

Estos seres ancestrales, que recrean la lucha entre el bien y el mal, son los protagonistas de la fiesta en la que los denominados "quintos nuevos" también han desempeñado su papel en torno al mayo instalado en la Plaza del Ayuntamiento, donde han representado algunas escenas de la vida en el campo.

Este carnaval, a diferencia de los que se desarrollan estos días en toda la provincia, conserva intacta una costumbre que muchos relacionan con las 'festas do entroido', en Galicia, o los ritos de exaltación ganadera o la tradición celta. Los preparativos comenzaron después de la comida, cuando los denominados 'quintos viejos' se reunieron en garajes y naves para cumplir con el ritual que les transformó media hora después en los horripilantes cucurrumachos.

Para ello, los 'quintos viejos' comenzaron a 'vestirse' con sacos y mantas típicas de esta zona de la sierra de Gredos, con las que se ocultaron para resultar irreconocibles ante el público.

El cinturón con el que se ajustaron las ropas, también sirven para aguantar la pesada carga de los cencerros de distinto tamaño, que advierten de la presencia de los cucurrumachos, al ser zarandeados de forma constante durante toda la tarde.

La transformación culminó con una llamativa máscara de madera, a la que añadieron una cornamenta y pelambreras realizadas con crines y colas de caballo, que contribuyeron a darles un aspecto fantasmagórico. CONSULTA AQUÍ MÁS

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