Gana la emoción en los Goya

‘La soledad’ sorprende al lograr los premios a la mejor película y dirección, mientras que ‘El orfanato’ fue la verdadera ganadora, al llevarse siete de los catorce galardones a los que optaba.
El equipo de ‘La soledad’ con sus tres goyas. Debajo, Alfredo Landa y Alberto San Juan. (Jorge París y Agencias)
El equipo de ‘La soledad’ con sus tres goyas. Debajo, Alfredo Landa y Alberto San Juan. (Jorge París y Agencias)
El equipo de ‘La soledad’ con sus tres goyas. Debajo, Alfredo Landa y Alberto San Juan. (Jorge París y Agencias)

P leno al tres. La soledad, la gran sorpresa de la noche, se llevó los tres premios a los que optaba (mejor película, mejor dirección y mejor actor revelación) en una XXII edición de los Premios Goya que perdurará para siempre por la intensa emoción de sus premiados.

Alfredo Landa, arropado por una atronadora ovación del auditorio, fue incapaz de articular palabra al recibir el Goya de honor, que también supone su despedida del mundo del cine. Su familia tuvo que ir a rescatarle al estrado, en medio de una sensación general de incertidumbre por  su discurso inconexo. Más centrada pero igualmente emocionada estuvo Maribel Verdú, que a la quinta intentona al fin se hizo con el cotizado busto del pintor gracias a Siete mesas de billar francés. Esta película logró, de sus nueve nominaciones, dos estatuillas –la otra otorgada a Amparo Baró como mejor actriz de reparto, que no acudió a la gala –. Pero sin duda, Maribel tiene un buen recuerdo para llevarse en su vuelo a Argentina, donde en una semana rodará con Coppola.

El orfanato triunfó

Y si  La soledad tiene grandes motivos de celebración, el equipo de El orfanato no se queda atrás. Belén Rueda no pudo llevarse su segundo Goya (ganado por Verdú), pero esta opera prima de terror producida por el mexicano Guillermo del Toro obtuvo la mitad de sus nominaciones, siete en total. Entre ellas destaca la mejor dirección novel para Juan Antonio Bayona, un joven cineasta que ya ha logrado entrar, con mérito más que demostrado, en el Olimpo de la nueva hornada de cine español, abanderado por Alejandro Amenábar.

En el capítulo de decepciones Las trece rosas  encabeza una derrota sólo compensada con cuatro  premios de los catorce a los que aspiraba y el hecho de ser la segunda película más premiada. [Rec], que tenía solo tres nominaciones, logró dos Goyas. Uno de ellos más que celebrado por una eufórica Manuela Velasco, nueva actriz revelación.

Quien también tiene mucho que celebrar es Alberto San Juan, quien derrotó en la categoría de mejor actor a pesos pesados como Alfredo Landa o Álvaro de Luna. Sólo faltó el hombre más buscado del momento: Javier Bardem, suplido por Corbacho a modo de consuelo.

Anecdotario

Se armó el «Belén» Corbacho quiso adular a Belén Rueda pero acabó llamándola Belén Esteban por confusión.

En boca de todos Decenas de chupa chups ayudaron a endulzar la gala a muchos de los asistentes.

Landa, en blanco Una inmensa ovación causó que Alfredo Landa se quedara sin palabras al recoger su premio.

Corbacho, a lo Mortadelo El presentador apareció en la gala vestido del niño de El orfanato. Luego llegaron otros disfraces: González Sinde, Bardem...

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