Pero, según la denuncia de los padres, los modernos juegos tienen algunos fallos que los convierten en peligrosos.

Por ejemplo, los toboganes, que no advierten la edad apropiada para subirse. «Niños muy pequeños se han subido y se han caído por entre los huecos del juego, con el consiguiente golpe», se quejan los aitas. También sucede con un columpio circular. «Coge diferentes alturas, los niños se caen y les puede golpear en la cabeza», explican. Por suerte, el suelo está completamente acolchado, lo que aumenta la seguridad.

Otro de las faltas es la iluminación. «Todavía anochece pronto y no han colocado farolas», se lamentan.