«He llegado a vivir en casas de acogida e incluso en la calle». Mercedes Castro fue una de los 111 afortunados que consiguieron ayer una de las VPO de alquiler sorteadas en la sede de Vimcorsa. Muchas son las penurias que ha tenido que pasar esta mujer de 60 años, ya que su marido está enfermo de cáncer y el piso en el que viven actualmente de alquiler lo acaban de vender y tenían que marcharse a finales de marzo. Además, su única hija tiene una discapacidad mental y está en una residencia en Pozoblanco.
Tanto Mercedes como el resto de personas que escucharon cómo su número era uno de los elegidos tienen 10 días para entregar toda la documentación antes de entregarles las llaves de sus pisos, según informa la empresa.
La mañana comenzó con mucha tensión. En las puertas de Vimcorsa empezó a formarse cola a las 8.00, a pesar de que el sorteo no tenía lugar hasta tres horas después. Pocos minutos antes, hubo bastante gente que protestó porque no lograron entrar en el salón de actos. Incluso, hubo hasta amagos de peleas.
Y es que había unas 300 personas esperando ver el sorteo en directo, pero sólo había 80 plazas. Otra opción para poder seguir el proceso era por la Televisión Municipal o a través de la página web de Vimcorsa.
Decepción mayoritaria
Una vez que comenzó el sorteo, las caras largas eran la nota predominante. Sólo dos de los presentes tuvieron la fortuna de ser agraciados. No en vano, eran 6.300 los solicitantes de estas VPO.
Habrá que esperar a la segunda mitad de año para otro sorteo, según la presidenta de Vimcorsa, Victoria Fernández. Serán unas 700 viviendas en régimen de venta y alquiler en Mirabueno, Villarrubia y Trassierra.
La cara y la cruz del sorteo
Jesús Encina. 25 años. «No puedo estar más contento. Normalmente no suelo tener mucha suerte. Es la segunda vez que participo en un sorteo de VPO. Tengo novia, pero, por ahora, no pensamos en casarnos».
Maribel Chávez. 37 años. «Estoy desesperada porque mi número no ha salido. Al principio del sorteo pensaba que podría tener suerte, pero al final no ha sido así. Los alquileres tienen precios muy altos».
Rafael Carretero. 26 años. «Me siento fatal, ya que tenía la esperanza de que dijeran mi número. Es difícil que te toque con tanta gente que pide los pisos. Pensaba irme a vivir con mi novia, pero habrá que esperar».
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