Algunos sabían a lo que iban, pero otros ni siquiera eso: les llevaban a Gurgaon, una localidad próxima a Nueva Delhi, bajo promesa de darles un trabajo. En verdad, lo que les sucedía, es que les extraían un riñón y les dejaban en clínicas con medios tercermundistas. Al otro lado, clientes ricos venidos del extranjero refugiados en instalaciones de lujo que aguardaban su órgano recién comprado.
Así hasta unos 500 casos. Es lo que han llamado "el bazar indio del riñón", una enorme red de trasplantes ilegales en la que estaban implicados cuatro médicos, cinco enfermeras y otras 20 personas vinculadas al mundo de la salud, todo ello en 18 centros médicos.
Juzgado por otro caso igual
El cabecilla de este entramado era Amit Kumar, que cuenta (que se sepa) con varios pasaportes, nombres falsos y diversas cuentas bancarias, y que estuvo acusado de prácticas similares hace una década, aunque nunca pisó la cárcel.
Según revela The Washington Post, los compradores han llegado en nueve años desde países tan diversos como Canadá, Arabia Saudí o Grecia.
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