Cada vez ahorramos más agua, pero todavía no es suficiente. Aunque las autoridades insisten en tranquilizar a la población, lo cierto es que las cifras no acompañan al mensaje.

Si hace un año la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir reconocía que la situación entonces era «complicada», la actual no presenta visos de mejora.

De hecho, el agua que acumulan los pantanos que abastecen a la capital y el área metropolitana tan sólo da para el consumo de los próximos cuatro meses. Esto es, los embalses de Canales y Quéntar están al 16,2% y al 25,7% de su capacidad: apenas suman 15 hectómetros, frente a los 3,5 que consumimos cada mes los 500.000 habitantes de la capital y las localidades del cinturón.

Pese a todo, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir reitera que no habrá problemas «a corto y medio plazo», tiempo en el que se nos «garantiza el abastecimiento al 90% de la población» de la cuenca.

El milagro, para Granada y su entorno, radica en los pozos, que en los últimos tres años tiran del carro –más el deshielo de Sierra Nevada– para garantizar el suministro, según el director técnico de la CHG, Juan Saura. Pero la escasez de lluvia exige actuaciones complementarias que amortigüen la dependencia actual del agua de los pozos, por lo que el órgano andaluz ha decidido dar un paso más.

En la Vega

La Confederación convocará en febrero a las autoridades locales y provinciales para concretar medidas de ahorro que afectarán, sobre todo, a la Vega de Granada, a fin de evitar que las reservas de ambos embalses «se queden a cero».

La peor situación desde 1995

«Estamos empeorando gradualmente». Son palabras del presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Francisco Tapia, quien alertaba ayer de la situación de la cuenca del Guadalquivir, «la peor desde 1995 y de los últimos cuatro años de sequía».

Las precipitaciones registradas en la cuenca entre octubre de 2007 y enero de 2008 son de 150 litros por m2, muy por debajo de la media de dicho periodo, situado en los 289 litros por m2.