Las brigadas deseucaliptizadoras actúan en Cotobade (Pontevedra) con personas "descontentas" del modelo forestal

  • PONTEVEDRA, 19 (EUROPA PRESS)
Montes Vecinales en Mano Común de Rebordelo
Montes Vecinales en Mano Común de Rebordelo
EUROPA PRESS
Montes Vecinales en Mano Común de Rebordelo

Una veintena de personas llegadas desde distintos puntos de Galicia han formado la "brigada deseucaliptizadora" de la asociación ecopacifista Verdegaia que ha actuado este fin de semana en la Comunidad de Montes Vecinales en Mano Común de Rebordelo, en Cotobade (Pontevedra).

"La gente se apunta porque está descontenta con el modelo de gestión del monte y del territorio, basada en madera de poco valor y poca calidad para triturar, sea eucalipto o pino", ha señalado el coordinador de las brigadas, Joám Evans.

Desde la puesta en marcha de esta iniciativa el pasado mes de abril, 232 personas se han inscrito como voluntarias. "Las brigadas crean un marco donde cualquiera, desde niños a mayores, pueda colaborar", ha precisado Evans. Su puesta en marcha ha ido surgiendo de las "quejas" de la ciudadanía que "se siente impotente" ante la reiterada problemática de los incendios.

Suman ya seis intervenciones: en la comunidad vecinal de Froxán, en Lousame, que ya suma dos jornadas de trabajo y prepara una tercera para septiembre; el monte vecinal de Padróns, en Ponteareas; el castro de Bexo, en Dodro, y la aldea de Lentille, en Cenlle, donde erradicaron acacias de una propiedad particular.

En el caso de Rebordelo, la brigada se ha centrado en "arrancar retoños de eucalipto procedentes de semilla" para evitar que aumente su densidad, ha precisado el vocal de la Comunidad de Montes José Vázquez. La zona de trabajo resultó gravemente afectada por los incendios de octubre de 2017 que coincidieron con el huracán Ophelia.

"Desde la serra de O Galiñeiro que se ve desde la cima hasta aquí, esa masa de 20 kilómetros ardió y este fue el último frente", ha explicado Vázquez en declaraciones a Europa Press.

INCENDIOS

"Así es el patrón de actuación del fuego", ha precisado Joám Evans sobre el comportamiento de las especies de crecimiento rápido, frente a las masas de frondosas que "cuando viene el incendio, son las que lo paran".

Por ello, la Comunidad de Montes de Rebordelo prevé emprender una segunda fase de actuación consistente en "retirar la madera quemada y utilizar parte en instalar barreras contra la erosión, además de controlar los retoños de los tocones para acabar matando la planta". El objetivo inmediato es "ir reforestando y, a base de frondosas, crear un área que proteja a la aldea de los incendios que entren por el otro lado de la ladera".

"Si no hiciésemos esta intervención", ha explicado Vázquez sobre la retirada de las plantas que van rebrotando o naciendo, "el eucaliptal habría ocupado más", en alusión a la presión que esta especie invasora ejerce sobre el bosque de robles más próximo a la zona habitada, en sentido descendente, mermando el volumen de la masa de frondosas. A esto se añaden las "propiedades alelopáticas" del eucalipto, que modifican las propiedades del terreno.

De cara al futuro, "la idea es convertir la zona de protección en una zona de conservación" a través de un sistema de "custodia del territorio", ha destacado José Vázquez, que observa con preocupación el futuro de una robleda formada en parcelas particulares próximas al monte vecinal.

"Eran antiguos terrenos agrícolas que ahora están en unas condiciones ambientales interesantes pero, al ser privados, cortan robles para hacer churrasco", ha advertido sobre una "realidad" presente, asociada al uso de la leña obtenida.

REFLEXIÓN

Recurrir a la colaboración de Verdegaia y sus brigadas deseucaliptizadoras ha sido fruto de una "reflexión" de la Comunidad de Montes de Rebordelo -presidida por una mujer y formada mayoritariamente por población femenina- teniendo en cuenta que "después de dos décadas de políticas de silvicultura y producción de eucalipto y pino, el resultado es que la mayor parte de los cultivos no llegan a cortarse porque arden antes, sin tener en cuenta la gran inversión que suponen la plantación y su mantenimiento", ha señalado Vázquez.

"La madera que ardió se vendió a 19 euros la tonelada y eso no es sostenible, ni de forma ambiental, ni a nivel económico", ha insistido este técnico en educación y control ambiental.

Por ello, "un grupo muy reducido" de comuneros han empezado a plantearse "probar otras cosas" para gestionar las 300 hectáreas -la mitad conveniadas con la Xunta- de la Comunidad de Montes, formada por una treintena de personas, muchas de edad avanzada y con poca capacidad para actuar colectivamente.

Entidades ambientales como Verdegaia, Amigos da Terra, Adega y la plataforma Cousa de raíces, impulsora de una campaña a favor del bosque autóctono, están siendo sus "referencias". Para José Vázquez, iniciativas como las brigadas deseucaliptizadores "generan alternativas en un espacio donde no las hay, por eso proyectos como este son tan importantes y de agradecer", ha añadido.

TRANSFORMACIÓN REAL

Aunque reconocen que la labor de las brigadas deseucaliptizadoras es "simbólica" frente a la dimensión del fenómeno de los monocultivos, desde Verdegaia apuestan porque "la transformación sea real" allí donde actúan.

"La idea es crear un vínculo a largo plazo, de trabajo constante", ha explicado Joám Evans, "en distintos momentos del año", argumentando que "el problema del eucalipto y la acacia es que necesitan mucha constancia, durante años", para lograr su eliminación, algo que "para cualquier comunidad es prohibitivo" desde el punto de vista logístico y económico, por el elevado coste de los seguros.

En este sentido, Evans ha explicado que "las brigadas ponen en contacto dos perfiles que habitualmente no están conectados": por un lado, propietarios de comunidades como la de Rebordelo, con pocos habitantes y que se interesan por "cuidar de la naturaleza y del patrimonio", con gente del ámbito urbano o rural "que tiene preocupación" por el medio ambiente.

Precisamente, Joám Evans ha resaltado que mámoas, petroglifos y otros yacimientos arqueológicos están "muy expuestos" a los daños provocados por la "fuerte mecanización que favorece el monocultivo intensivo promovido por la industria del eucalipto".

Este factor, asociado a que por parte de la Administración autonómica "no hay un inventario público de bienes catalogados", hace que dependa de las comunidades de montes el "interés por conservar el patrimonio natural y prehistórico".

En esta línea, José Vázquez ha coincidido con el coordinador de las brigadas deseucaliptizadoras en que "hubo más patrimonio del que existe" a causa de la destrucción provocada por la maquinaria.

De cara a próximas "rogas" o sesiones de trabajo de las brigadas, Evans ha precisado que Verdegaia movilizará a los brigadistas inscritos, que también disponen de canales de contacto e información a través de las redes sociales.

Un 'albaroque' o comida de confraternización pone el punto final al esfuerzo físico, para concluir la jornada con una ruta de senderismo o un curso de formación sobre aspectos de actualidad, como la plaga de avispa velutina.

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