Los escenarios de los atentados de Barcelona y Cambrils después de un año

Parte superior de la Rambla de Barcelona.
Parte superior de la Rambla de Barcelona.
Europa Press - Archivo
Parte superior de la Rambla de Barcelona.

Pocos días después de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils, los equipos de limpieza iniciaban la retirada de los más de 12.000 objetos y cartas que la gente había ido depositando a lo largo de la Rambla en homenaje a las víctimas de aquel agosto de 2017. De alguna forma, el histórico paseo del centro barcelonés trataba de recuperar la cotidianidad.

El recuerdo de las víctimas

Un año después, el memorial de la Rambla tiene, por el momento, un espacio virtual en el que se pueden descubrir las casi 30.000 firmas recogidas en los libros de condolencias digitalizados por el Archivo Municipal o los más de 3.500 peluches depositados en aquellos días tras el atentado yihadista.

Mientras tanto, las autoridades de la ciudad continúan discutiendo la mejor forma de rendir homenaje a las víctimas. "Queremos algo discreto pero sentido. No queremos que sea algo que no permita pasar página", aseguran desde el Ayuntamiento citando las palabras de la concejal de Ciutat Vella Gala Pin. Añaden que buscarán el acuerdo entre los distintos grupos políticos, vecinos y comerciantes para consensuar un memorial que permita recordar a las víctimas y mirar adelante.

A 120 kilómetros de la capital catalana, en Tarragona, la pequeña ciudad de Cambrils también trata de reconciliar el recuerdo con el día a día. En la madrugada del viernes 18 de agosto de 2017, cinco terroristas a bordo de un Audi se saltaban un control policial en la entrada de la ciudad y recorrían 2,5 kilómetros por el paseo marítimo, arrollando a las personas que se encontraban en la zona peatonal. El atentado terminaría con el fallecimiento de una mujer y de los cinco atacantes, que fueron abatidos por los Mossos cuando volcó su coche frente al Club Náutico.

Ahora, en el aniversario del atentado, se destapará una placa en homenaje a las víctimas. Con un acto "sencillo y solemne", en palabras de la concejal de turismo de Cambrils, Mercè Dalmau, se inaugurará el Memorial por la Paz, en el mismo lugar donde se detuvo el coche de los yihadistas y en el que, de forma espontánea, vecinos y visitantes crearon un memorial los días siguientes.

El trabajo invisible

Si bien es cierto que en la Rambla y en otros puntos clave de la ciudad hay una mayor presencia policial, el inspector de la Región Policial Metropolitana de Barcelona de los Mossos, Jordi Rodón, insiste en que la seguridad de la ciudad "no solo se trata de números" de efectivos. Parte importante de la labor policial consiste en la prevención y búsqueda de focos de radicalización. A medida que los ataques han virado hacia atentados más indiscriminados, "el modelo antiterrorista se ha ido adaptando", asegura Rodón.

En este punto también coinciden las fuentes municipales, que abogan por "la lucha contra los delitos de odio y la islamofobia", ya que estos "propician la radicalización". El Ayuntamiento también incide en la labor formativa y en "impulsar una mayor coordinación entre los distintos cuerpos policiales y de emergencia que operan en la ciudad" para "mejorar la capacidad de respuesta" ante un posible atentado. Parte de esta formación consiste en reforzar las prácticas de tiro, que pasan de ser estáticas a incorporar "elementos de dinamismo" o en instruir a las fuerzas de seguridad para que sepan "cómo reaccionar si hay un herido de bala".

Bolardos instalados en la Rambla de Barcelona tras los Atentados de 2017.
Bolardos instalados en la Rambla de Barcelona tras los Atentados de 2017.

Bolardos instalados en la Rambla de Barcelona tras los Atentados de 2017. (PABLO GIRALDO)

Desde el año pasado se han levantado obstáculos fijos en la Rambla, la Sagrada Familia o la Plaza de la Catedral, pero se han compaginado con otro tipo de dispositivos móviles puntuales para eventos muy concurridos, como en Plaza de España en fin de año o en eventos masificados. También es el caso de Cambrils, donde la concejal Mercè Dalmau afirma que se colocan barreras de hormigón temporales durante el mercado ambulante de cada miércoles o durante la fiesta mayor.

"No se trata de levantar una pared, hemos puesto bolardos siempre que han hecho falta, pero se tiene que poder vivir", destaca el inspector Rodón, que aboga por "muchas horas de trabajo para evitar que pase" más que por llenar la ciudad de muros.

Tanto Dalmau como Fermín Villar, presidente de la asociación Amics de la Rambla, destacan la labor policial y de los servicios de emergencias durante los atentados, además del comportamiento de los vecinos de Cambrils y de la capital catalana. "Agradezco a la gente de Barcelona que llenó de vida la Rambla cuando hacía 48 horas se había llenado de muerte", señala Villar.

Asimismo, el presidente de la asociación de vecinos y comerciantes del céntrico paseo barcelones pide el reconocimiento para los negociantes: "Desde los establecimientos más tradicionales como Casa Beethoven o la Camisería Xancó hasta las tiendas de souvenirs hicieron lo mismo: protegieron a más de 5.000 personas en sus locales".

El turismo vuelve

Según el informe realizado por el Observatorio del Turismo de Barcelona y encargado por el Ayuntamiento de la ciudad 30 días después del 17-A, el impacto en el turismo fue "bajo" y Barcelona se recuperó "más rápidamente que otras ciudades de Europa que sufrieron atentados recientemente".

Desde Cambrils, Dalmau afirma que durante el fin de semana después de los ataques "sí hubo cancelaciones en restaurantes y hoteles, pero se repuso rápidamente". "El final del verano transcurrió con absoluta normalidad", añade. Algo que también defienden desde Amics de la Rambla.

El paseo marítimo de Cambrils, a un año de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017.
El paseo marítimo de Cambrils, a un año de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017.

El paseo marítimo de Cambrils, a un año de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017. (PABLO GIRALDO)

La Rambla vacía "duró 48 horas, lo que tardaron en reabrirla. En cuanto eso sucedió, la asistencia fue masiva. La gente que hacía años que no venía se acercó —recuerda Villar—. Hay dos imágenes que no había visto jamás: la Rambla vacía, durante el cerco policial, y la Rambla llena pero en silencio, una vez abierta".

Según cálculos de Fermín Villar, este año "hay un 15% menos de visitantes en la Rambla" respecto del año pasado. Por su parte, Dalmau, recuerda el 2017 como un "año excepcional" en la zona de la Costa Dorada y cuyas cifras "difícilmente se van a repetir este año". Pero ninguno de los dos atribuye esta caída a los atentados terroristas del verano pasado.

La concejal de turismo de Cambrils achaca este hecho a factores como, por ejemplo, que destinos que el año pasado estaban cerrados y que "son nuestros competidores, como Egipto o Túnez, este año están abiertos".

Villar cree que la situación de inestabilidad política a raíz del referéndum independentista perjudicó al turismo. "Un mes después del 17 de agosto era sorprendentemente normal. A partir del 1 de octubre bajó el turismo".

Desde el Ayuntamiento están de acuerdo con los enfoques de Dalmau y Villar. Sin embargo, a la queja de Amics de la Rambla ante la "poca promoción" que se está haciendo de la ciudad,  fuentes del área de turismo de la alcaldía mantienen que no están a favor de una "promoción ilimitada" y buscan que la tasa turística no solo vaya destinada a ese fin, sino también a mitigar los efectos del turismo invirtiendo en mejoras en el patrimonio y en espacios públicos de gran afluencia de visitantes.

La herida emocional

Por fuera, tanto Cambrils como Barcelona han recuperado su normalidad. Solo la urbanización Montecarlo de Alcanar, donde los terroristas preparaban los atentados, muestra su herida abierta en esa parcela descampada, en la que las ruinas del chalet detonado empiezan a ocultarse bajo la vegetación.

Una inmobiliaria de la zona admite que notan que " hay menos demanda en aquella urbanización". Las propiedades que tienen ahí, y que estaban a la venta antes del atentado, todavía no han sido compradas.

Cristina Bolz, una alemana a cargo del Hotel Montecarlo, recuerda cómo se le rompieron "todos los cristales" tras los incidentes de Alcanar. En la Calle F de la urbanización vecina, a poco más de 100 metros del parador, la policía estaba limpiando los escombros de la explosión del día anterior cuando ocurrió una segunda detonación. Fue entonces cuando a Bolz se le fueron los inquilinos. "Pero este año ya está normal", afirma.

La germana cuenta que a los vecinos les ha costado bastante reponerse: "Tardaron un año en decidir si iban a venir de vacaciones. Estaban cenando en la terraza y se les despegó una pared. Pueden decir que han nacido otra vez".

Estado en el que se encuentra el chalet en la localidad de Alcanar (Tarragona) donde explotó el material con el que la célula preparaba los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils.
Estado en el que se encuentra el chalet en la localidad de Alcanar (Tarragona) donde explotó el material con el que la célula preparaba los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils.

Estado en el que se encuentra el chalet en la localidad de Alcanar donde explotó el material con el que la célula preparaba los atentados. (A. SÁNCHEZ / EFE)

Cristina admite que todavía se sobresalta cuando escucha algún ruido: "El susto se quedó dentro"Lo mismo pasa con Ruth, trabajadora de una heladería de la Rambla que estaba trabajando el día en que Younes Abouyaaqoub terminó con la vida de 14 personas.

Después de los atentados, Villar explica cómo varios empleados pidieron el traslado laboral, pero "para los autónomos es más difícil irse". Todos los negocios se han quedado, menos una floristería: "Cerró el 17 de agosto y no volvió a abrir".

El presidente de Amics de la Rambla destaca la labor del Ayuntamiento en cuanto a contención psicológica. El Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (Cuesb) fue el encargado de prestar asistencia psicológica a los afectados. Aunque admite que "la gente no quiere reabrir su herida emocional; el duelo se lleva en silencio".

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