El modus operandi siempre era el mismo. El menor elegía el vehículo de alquiler más propicio cuando accedía por el carril de desaceleración al barrio, aproximadamente a la altura del Centro Comercial de Añaza. Ahí conseguía detener el mismo mediante la utilización de un ciclomotor que circulaba delante, conducido por un consorte, haciendo que redujese la velocidad hasta quedar el vehículo parado.

El detenido aprovechaba sorpresivamente ese momento para, a través de la puerta del copiloto, acceder al vehículo y sustraer lo que hubiera a mano: bolso, móvil u otros objetos. Si alguno de los ocupantes intentaba frustrar el robo, el menor no dudaba en forcejear y agredirles para conseguir llevarse los efectos.

Otras veces interceptaba el vehículo a pie, con la participación de algún consorte, y en el carril de circulación conseguía detenerlo al ponerse delante y distraer al conductor, accediendo siempre al vehículo a través de la puerta del copiloto. Siempre había un colaborador con un ciclomotor para huir.

Estos delincuentes elegían vehículos de alquiler por ser conscientes de que son utilizados por turistas, que en algún caso no presentarán denuncia y en otros es compleja la investigación al abandonar éstos la isla en breve.

De los efectos sustraídos se deshacían en el mercado negro mediante la venta directa a clientes o peristas. Solían sustraer, móviles, dinero y en menor medida alguna joya que hubiera en el bolso. Los hechos han sido cometidos durante el mes de junio, y solían producirse entre las 12.00 y 17.00 horas.

Una vez instruido el correspondiente atestado policial, junto con el detenido, fueron puestos a disposición de la Fiscalía de Menores de Santa Cruz de Tenerife, siendo acordada como medida cautelar su ingreso en el Centro de Menores de Valle Tabares. La investigación ha sido desarrollada por Policías Nacionales de la Comisaría de Distrito Norte de

Santa Cruz de Tenerife.