El sin techo de nuestro reportaje «La dama y el vagabundo», que vivía desde hace siete años en un portal de la plaza de la Catedral de Murcia, ya no está ahí. Juan Jacobo ha accedido a rehabilitarse y dejar el alcohol.

Cuatro días después de que 20 minutos, el 14 de este mes, contara su historia y su relación familiar con la dueña del edificio en cuyo portal pasaba los días y las noches, los técnicos de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Murcia ayudaron a Juan Jacobo a desintoxicarse durante una semana en el hospital Reina Sofía. Ahora está en el Virgen de la Caridad de Cartagena, a la espera de ser internado en otro centro para rehabilitarse completamente.

Fuerza para vivir

«Él reconoce que está degradado y quiere cambiar. Lo que es un paso importante», dice una trabajadora social del Ayuntamiento. «Algunos sin techo han conseguido volver a hacer una vida normal».

María Dolores Abellán, la dueña del edificio que quería que él se marchase, se alegra de que Juan Jacobo tenga un rayo de luz para volver a ser una persona normal. Él ya no podrá decirle cada día: «¿Cómo estás, Tati?». Pero ella espera que él pueda ser feliz.

250 tutelados en la Región

Desde 2003, la Comunidad cuenta con la Fundación para la Tutela, que se encarga de personas en situaciones extremas, como la de Juan Jacobo. La mayoría de los tutelados son enfermos mentales y personas mayores que no pueden valerse por sí mismos y no tienen a nadie que les cuide. De ellos, «sólo hay unos cinco sin techo», explica Mariano Olmo, director técnico de la Fundación. Que esta institución decida por Juan Jacobo puede ser su destino final si no logra rehabilitarse completamente. Esté donde esté, habrá dejado la calle.

Juan José García. 22 años, estudiante. «En mi opinión, la mejor manera de ayudar a la gente que no tiene techo no es dándole dinero. Creo que es más eficaz enseñarles un oficio, para que puedan encontrar un trabajo. Así sí saldrían de la calle».

Pedro José Ruiz. 66 años. «Hay mucha gente que duerme en Jesús Abandonado y coge todas las ayudas que les dan y luego también pide en las calles. Creo que el Ayuntamiento tendría que hacer algo para acabar con la mendicidad de las calles».

Julia Aguilar. 64 años, ama de casa. «No me gusta ver a la gente durmiendo en la calle. Creo que todos tenemos derecho a tener un lugar donde dormir. Lo que sí es verdad es que mucha gente no viene a Murcia a trabajar. Es un problema muy serio».