Condenado a 18 años de cárcel por violar a dos menores fingiendo ser de la Orden de Odín

  • Agredió sexualmente a dos amigas de su hija entre junio de 2013 y enero de 2014.
  • Les dijo que estaban poseídas y que si no se sometían a "ritos sexuales" les pasaría algo malo.
El juicio a un padre y su esposa por violación a menores para quitar malos espíritus.
El juicio a un padre y su esposa por violación a menores para quitar malos espíritus.
EUROPA RPESS - Archivo
El juicio a un padre y su esposa por violación a menores para quitar malos espíritus.

La Audiencia de Barcelona ha condenado a un padre a 18 años de cárcel por violar a dos amigas de su hija menores de edad entre junio de 2013 y enero de 2014 engañándolas con que era de la 'Orden de Odín', que estaban poseídas y que si no se sometían a "ritos sexuales" les pasaría algo malo a su familia o allegados.

La Sección Segunda de la Audiencia le condena por dos delitos continuados de agresión sexual y le impone cinco años de libertad vigilada y la prohibición de acercarse a las víctimas a menos de 1.000 metros, mientras que condena a su esposa como cómplice de los delitos a nueve años y dos meses de prisión.

Sin embargo, el tribunal les absuelve del delito de agresión sexual continuada contra su propia hija, tal y como acusaba la Fiscalía, porque ella se negó a declarar contra sus progenitores en el juicio y el tribunal considera que "no ha resultado acreditado, en los términos que una resolución penal requiere, que haya desarrollado prácticas sexuales con su padre".

Los dos condenados, Javier G.D. y Mónica G.O., deberán también satisfacer conjunta y solidariamente a las dos víctimas con 10.000 euros en concepto de indemnización por los daños morales.

El tribunal considera probado que Javier G.D. agredió sexualmente a dos amigas de su hija aprovechándose de su condición de ser el progenitor de su amiga, para así "lograr una mayor persuasión sobre ellas".

Les aseguró que pertenecía a la 'Orden de Odín', haciéndoles creer que "tenían espíritus malignos en su interior y que la única manera de ayudarles a sacarlos era practicando un rito sexual", ya que si no corrían peligro y les ocurrirían cosas malas como sufrir accidentes o la muerte a ellas o familiares.

Asimismo, la Audiencia considera probado que la esposa de Javier G.D., no solo conocía y consentía las prácticas sexuales de su marido con las amigas de su hija, sino "que colaboró en el desarrollo de las mismas", llegando a fijar en algunos casos las fechas en las que debían acudir al domicilio para la realización de la práctica sexual.

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