Poco antes de las siete de la mañana de ayer, sendos grupos de la Guardia Civil se presentaron en los domicilios de Cela y Fernández para detenerlos y registrar las viviendas. En A Coruña el operativo se prolongó hasta el mediodía, cuando el joven salió del número 14 de la avenida de As Conchiñas esposado, muy sonriente y ante decenas de vecinos que siguieron con curiosidad las idas y venidas de la veintena de agentes que se llevaron cajas y ordenadores del piso.
También del domicilio de Fernández, en la parroquia viguesa de Sárdoma, los guardias se incautaron de documentación.
Allí permanecieron hasta pasadas las cuatro de la tarde. El detenido salió en un monovolumen y saludó con el puño en alto a vecinos y amigos que se abalanzaron sobre el vehículo para darle ánimos, produciéndose alguna caída. Los dos fueron trasladados a Madrid para prestar declaración mañana en la Audiencia Nacional. Según el Gobierno, se les acusa de financiar el grupo y de labores de propaganda. Se cree que pretendían formar une operativo.
Hijo de guardia civil
Los dos detenidos y sus familiares más allegados pertenecen a la asociación de apoyo a los presos del Grapo Socorro Rojo Internacional, ilegalizada por la Audiencia Nacional. Carlos Cela es su responsable. Hijo y nieto de guardias civiles, es el dueño del bar Faluya (Orzán, 75). Su madre, Josefa Seoane, calificó de «abuso de poder» su arresto y dijo que los agentes actuaron «como los hombres de Harrison, a patadas». Por su parte, José Luis Fernández recibió un tiro en la espalda que lo dejó paralítico en un enfrentamiento con la Guardia Civil en el 80. Cumplió tres años de prisión.
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