"Los menores deben volver a sus lugares de origen", entiende Garbín. No obstante, subrayó que han de hacerlo en condiciones óptimas, es decir, en un centro de acogida y formación donde sean atendidos correctamente por servicios sociales y cerca de sus familias.
Buscando una solución
Actualmente, la Ciudad Autónoma está preparando un informe para explicar la situación a la Secretaría de Estado de Inmigración. No obstante, la reuniones entre Bienestar Social, Delegación de Gobierno y la Policía Nacional son continuas. La última tuvo lugar recientemente y, en ella, se dio cuenta de lo que está ocurriendo en la frontera y en el propio centro de La Purísima, con el fin de obtener una solución.
Garbín informó además de que los últimos menores en entrar eran dos hermanos de seis y 10 años. Según le comunicaron los agentes de la Policía Local, los niños dijeron que fueron abandonados por su tío en la propia puerta de la Jefatura.
Todo ello, "está provocando un desgaste", en el propio personal de la Consejería de Bienestar Social y del centro de acogida y en el Grupo de Menores de la Policía Local. Por este motivo, la Ciudad espera que se realice un proyecto de colaboración con Marruecos, "si no este tema irá a peor".
Menos menores en Ceuta
Por el contrario, en la ciudad hermana de Ceuta la situación es bien distinta, ya que los menores ilegales apenas sobrepasan los 60. Este hecho puede deberse, según Garbín, a que la proximidad con la Península hace que estos menores pasen con más facilidad al otro lado de la costa ceutí.
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