El hombre que fue despedido de su trabajo por una máquina sin que los jefes pudieran evitarlo

  • Con la información del sistema las máquinas entendieron que Diallo era un exempleado.
  • El sistema le expulsó y la compañía no podía revertir la situación.
Un trabajador recoge sus pertenencias en un despacho.
Un trabajador recoge sus pertenencias en un despacho.
GTRES
Un trabajador recoge sus pertenencias en un despacho.

Las máquinas están cada vez más presentes en nuestras vidas y en nuestras propias decisiones. Sin embargo, su efectividad no siempre es plena y uno de esos fallos provocó el despido de Ibrahim Diallo.

Diallo, programador de software, ha decido compartir, a través de su blog, su experiencia para que las personas tomemos conciencia de la influencia de las máquinas en la actualidad. La situación surrealista que tuvo que vivir le llevó a estar hasta tres semanas en paro sin que sus jefes supiesen el porqué.

Todo empezó con un simple fallo de su tarjeta identificativa, "no era la primera vez que mi tarjeta electrónica para entrar a la empresa fallaba. Asumí que había que reemplazarla por otra". Diallo, tras conseguir acceder al edficio, comentó el fallo a su jefa y le prometió que conseguiría otra tarjeta de inmediato.

Sin embargo los fallos continuaron, tras la negación de acceso descubrió que se encontraba "inactivo" en el sistema computacional. Además, su jefa recibió un correo informandole de la rescisión de su contrato, aunque su jefa le prometió que lo arreglaría.

Al día siguiente los fallos en el sistema continuaron y, tras una horas trabajando, dos personas le escoltaron para que abandonara el edificio. "Estaba despedido y ella (su jefa) no podía hacer naeda. Tampoco el director pudo hacer nada".

Exceso de confianza en la automatización de los procesos

Diallo llevaba trabajando ocho meses y había firmado un contrato de tres años. Sin embargo, estuvo tres semanas sin saber qué ocurría. Finalmente sus jefes descubrieron el motivo que había ocasionado su despido: los cambios que estaba realizando su empresa habían dejado alguna documentación sin completar y las máquinas había decidido por sí mismas.

El primer jefe de Diallo fue despedido y le enviaron a trabajar desde casa el resto de días que le quedaban por completar. Antes de terminar su trabajo en la empresa no llegó a renovar el contrato de Diallo y las máquinas entendieron, con la información disponible en el sistema, que era un ex empleado.

Diallo pudo volver a su puesto pero tuvo que vivir una situaciones muy desagradables como "haber sido escoltado fuera del edificio como un ladrón". Además, no recibió salario hasta que solucionaron su despido. Para él, su caso "es otro ejemplo de un fallo del pensamiento humano; cuando se produce una disputa entre humanos contra máquinas, en vez de una relación de humanos junto a máquinas".

"La automatización puede ser una ventaja para una compañía, pero tiene que haber una manera en que los humanos puedan intervenir si las máquinas cometen un error", se queja Diallo en su blog.

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