¿Todavía persiste la idea de que los romanos pasaron ‘de puntillas' por la costa vasca?

Los romanos no estaban en nuestra historiografía, es más, parte de nuestra identidad se debía a que resistimos a su influencia. Somos vascos porque resistimos frente a los colonizadores, frente al poderoso ejército romano. Así es como explicamos la supervivencia de una lengua pre-indoeuropea como el euskera.

No obstante, cada vez hay más evidencias de que no es así...

Los romanos no aceptaban ninguna resistencia y su poderosa máquina de guerra hacía añicos cualquier oposición. Estaba claro que en ese panorama no podíamos ser el poblado de Asterix y Obelix traído a nuestra geografía. Había que aparcar esa idea empezar a buscar los restos romanos.

¿Qué relación había entre los vascones y los romanos?

El mundo vascón resultó muy transformado por el cambio del contexto político y sobre todo económico. Hubo una auténtica revolución comercial y una extensión del fenómeno urbano, que especialmente se nota en Oiasso. Tenemos una ciudad, una calzada y además el puerto. Estamos ante un modelo romano que está entre los principales de la ordenación territorial de la época.

¿Qué estaría sucediendo en el actual museo en aquellos tiempos?

Probablemente yo estaría saliendo de las termas, que están al lado, y tú entrando porque los horarios de hombres y mujeres eran diferentes. Yo tendría poca actividad ciudadana, limitada por mi condición de mujer, mientras que tú harías negocios en las termas como quien los hace ahora en el golf, aparte de ir al barbero, bañarte o darte un masaje. Luego te irías a visitar a tus amigos, comerías algo en el foro y después, en casa, te esperaría una buenísima cena en compañía de tus amigos, mientras que yo me dedicaría a las labores domésticas.

¿Cuánta gente vivía?

Sabemos que la superficie, aproximadamente 600 metros de largo por 300 de ancho, era de unas doce hectáreas, lo que no se sabe es la densidad de ocupación de ese espacio. Creemos que entre 500 y 2000 personas.

¿Cuáles eran los elementos más importantes de la ciudad?

Las termas, y el foro, que pensamos que está a 50 metros de aquí. Es la plaza donde tenían lugar el mercado, actividades políticas, los paseos de relaciones sociales... Probablemente existía un templo donde el culto al emperador era algo obligado. La necrópolis estaba fuera del recinto urbano porque en él tenían lugar actividades molestas y se extendían a los costados de las vías principales. Por eso, la ubicación de la ermita de Santa Elena parece indicar la dirección de la calzada que iba hasta Tarraco (Tarragona) y que salía de Oiasso (Irún).

En el entorno de Aiako Harria (Peñas de Aia) se descubrieron unas minas con cientos de kilómetros de galerías. ¿Qué más sabemos de ellas?

Probablemente el esplendor de Oiasso se debe a las minas que tenía alrededor. Arditurri está entre los focos principales de minería romana en Europa. No solamente por los kilómetros de galería que han aparecido, sino por las enormes posibilidades de investigación que ofrece. Estamos encontrando todo lo que dejaron los mineros dentro. Va a ser una de las líneas en la que más se va a poder progresar y ayuda a reconocer las particularidades de Oiasso.

¿Cuáles son las piezas más importantes que se han descubierto hasta el momento?

Podemos ver desde calzado de cuero, peines de madera, y hasta huesos de aceituna o de ciruela. Por ejemplo, tenemos el hueso de melocotón más antiguo de Iberia está en Oiasso.

¿Cómo es posible que se hayan conservado hasta nuestros días?

Normalmente la materia orgánica no resiste el paso del tiempo, pero las condiciones de conservación que se dan en el estuario del Bidasoa son excepcionales. Gracias a la saturación de agua, las células de este material orgánico se han llenado de agua, y además como no hay oxigeno en lodo, se han podido conservar

¿Cuándo se van a poder visitar las termas y las minas?

El reto es poder integrar las termas al museo este mismo año y está previsto abrir la galería más importante de Arditurri para verano.

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