Al acto, que se ha celebrado este sábado en la sede de las Cortes de Castilla y León, también ha acudido el consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, quien se ha mostrado "orgulloso", pues ha recordado que la labor de los donantes "salva cuatro vidas diarias" y mejora, también diariamente, la calidad de vida de otras 40.

Ese altruismo, ha añadido el consejero, se concreta en las cifras como las más de 100.000 donaciones que se ha realizaron en 2017 en Castilla y León, Comunidad con el segundo mayor número de donaciones de España por detrás de Extremadura. El año pasado se realizaron, además, 42 donaciones por cada 1.000 habitantes, seis puntos por encima de la media española, y ese mismo dato, ascendía hasta los 57 en Burgos, provincia española que lidera el ranking de hemodonaciones sobre su población.

Más allá de las transfusiones, Sáez ha destacado otras utilizaciones de este tipo de donaciones. Así, el 34% se utilizan en tratamientos oncológicos; el 25%, en transfusiones vinculadas a intervenciones quirúrgicas y casi el 20% para otro tipo de tratamientos de enfermedades crónicas.

Además, Castilla y León aporta más del 40% de los grandes donantes de España, "una razón más por la que sentirse orgullosos", ha comentado el consejero quien también ha señalado que con las 102.000 donaciones que se hicieron en el último año, el grado de autosuficiencia resulta "adecuado". Sin embargo, en determinadas épocas se activan algunas actuaciones especiales para llamar a la donación de grupos concretos, aunque "nunca se llega al desabastecimiento".

Por su parte, el presidente de la Federación de Donantes de Sangre de Castilla y León, Jesús Murias, ha reconocido la labor de una ciudadanía implicada y altruista en su labor de "dar vida". Además, se ha jactado de que la Comunidad puede presumir de contar con la persona que más donaciones ha realizado en Europa, el presidente de la Hermandad de Donantes de Burgos, Francisco del Amo Zarco, quien lleva donando 42 años.

A pesar de sumar un total de 381 donaciones, Del Amo no se considera más importante que cualquier otra persona que haya donado al menos una vez en su vida, pues simplemente por ser donante, ya siente una "gran satisfacción" y ha animado a toda la sociedad a probarlo.