El barrio de El Carmen vivió ayer su primer día como Zona 30 igual que cualquier otro, según comprobó por la mañana in situ 20 minutos.

De hecho, varios comerciantes preguntados en una de las vías de acceso al barrio más transitadas, como la calle Serranos por la que circulan 8.000 vehículos al día, aseguraron que «algunos coches siguen pasando a toda pastilla».

Por su parte, muchos conductores desconocían que se había reducido de 50 a 30 kilómetros por hora la velocidad máxima permitida.

Y eso, pese a las señales informativas puestas en la mayoría de calles de entrada y salida a El Carmen. En otras, como en el acceso a la calle Caballeros por Calatrava o en la vía de servicio de Guillén de Castro, no estaban colocadas.

La mayoría de las personas consultadas consideró la medida como positiva, aunque echaron de menos algún tipo de control policial para hacerla cumplir, o al menos para informar a los ciudadanos.

Y es que no hubo ningún dispositivo policial específico para controlar o prevenir a los conductores, como confirmaron fuentes municipales.

El presidente de la asociación de vecinos Amics del Carmen, Toni Cassola, ha criticado esta iniciativa ya que «no aporta nada al problema del tráfico en el barrio. Lo que hay que limitar, además de la velocidad, es la cantidad de coches que entran cada día, incluso a calles peatonales como Roteros, por eso pedimos que instauren de una vez la tarjeta de residentes».

En este sentido, desde la Concejalía de Circulación han explicado que acometerán esta medida una vez hayan terminado las obras de la línea 2 de tranvía, que cruzará El Carmen bajo tierra.

Los vecinos opinan

Nicolás Daniel, 18 años, mecánico.

«No sabía lo de la Zona 30, pero me parece lógico que limiten la velocidad a 30 km por hora porque hay mucho viandante por aquí. Aún así, si no hay control policial no servirá de mucho».

Pilar Córdoba, 30 años, dependienta.

«Me parece una medida absurda porque nadie lo va a respetar. Aquí, en la calle Serranos, pasan muy deprisa, parece la autopista del Mediterráneo y es peligroso porque hay un colegio cerca».

Víctor M. Molina, 38 años, taxista.

«Desconocía la medida, pero me parece muy buena idea para que los peatones tengan más seguridad. Supongo que la gente lo respetará porque por El Carmen no se puede correr mucho».