Sólo hay que pasear por el Muro para darse cuenta. «La arena de la playa ya no se deposita como lo hacía habitualmente», advierte Álvaro Hierro, surfista gijonés. A la altura de la escalera 10 se amontona de tal manera que tapa, al menos, un metro de las rampas de acceso. En cambio, en la escalerona el nivel de arena ha bajado sensiblemente y salen a la luz rocas que llevaban «mucho tiempo» sin hacerlo.
José Manuel, miembro de Asorime (Asociación del Rinconín para la Defensa de su Entorno Medioambiental y de la Bahía de Gijón), cree que las obras de ampliación están influyendo en las corrientes de agua de la bahía, aunque reconoce que hasta que no se concluyan no se podrá saber a ciencia cierta qué será de la playa. De la misma opinión es Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista: «no tenemos capacidad de hacer estudios técnicos sobre el tema, pero está claro que el nuevo puerto modificará San Lorenzo», señala.
Se han hecho estudios que indican que la playa no cambiará, pero como señala Germán Flor, geólogo de la Universidad de Oviedo, «están basados en modelos de oleaje virtuales que son muy imperfectos». Flor achaca la alteración de la playa a los últimos temporales. No cree que las obras del puerto hayan influido. «Son impresiones subjetivas de la gente sin base científica», indica. Sostiene, sin embargo, que una estructura tan grande como el nuevo muelle puede alterar el oleaje y la forma de la playa en el futuro, pero habrá que esperar unos años para comprobarlo.
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