La ciudad de los mil viajes

Dublín, la pequeña capital europea donde reina la cerveza y se conduce por la izquierda, guarda entre sus calles una oferta turística muy atractiva para todo tipo de viajeros.
La zona de Temple Bar acoge la mayoría de las ofertas de ocio nocturno de la ciudad.
La zona de Temple Bar acoge la mayoría de las ofertas de ocio nocturno de la ciudad.
La zona de Temple Bar acoge la mayoría de las ofertas de ocio nocturno de la ciudad.

Con apenas medio millón de habitantes –en torno al millón gracias a su periferia–, Dublín es una de las capitales europeas más pequeñas cuyo tamaño, sin embargo, queda eclipsado por su intensa vida social y comercial, más cerca que nunca gracias a los vuelos de bajo coste.

Y es que la vieja Baile Átha Cliath, su nombre en irlandés, rompe con los prejuicios de la Irlanda verde, rural y folclórica de las pintas de cerveza, San Patricio y las carreras de caballos. Una ciudad moderna, cosmopolita, consagrada al euro, pero en la que se conduce por la izquierda y las bicis son protagonistas del transporte urbano.

Variedad para disfrutar

Hay tantos viajes posibles a Dublín como perfiles de viajero. Ahí está el cultural, con James Joyce u Oscar Wilde como referencias y una amplia red de museos, o el comercial, con las exclusivas tiendas de la elitista Grafton Street o los grandes almacenes de Henry Street. Pero también está el Dublín verde, ése que esconde deliciosos paseos por parques como St. Stephen's Green (1663), Merrion Square (1752) o el inmenso Phoenix Park (1662), que incluso tiene ciervos. E incluso el monumental, con The Spire, la cinematográfica prisión de Kilmainham, el Trinity College o las casas de estilo georgiano.

Y claro, no podía faltar la ciudad cervecera, con una amplia oferta de pubs en los que degustar una típica pinta de cerveza negra. La fábrica de Guinness, la Storehouse, es una de las grandes atracciones, especialmente por el bar desde el que se puede disfrutar una inolvidable panorámica de la ciudad de 360º.

El barrio de Temple Bar, al sur del río Liffey, es el centro principal de la vida nocturna; pero no el único. Por toda la ciudad existen multitud de pubs de gran tradición y música en directo, como el Patrick Conway (Parnell St). Uno especial, al final de Henry Street, es el John M. Keating: una antigua inglesia reformada con un ambiente único.

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