Sumisión química: abusos sexuales tras drogar a la víctima con burundanga, ketamina o éxtasis

Burundanga, la droga que no deja rastro, usada para anular la voluntad de las víctimas.
Burundanga, la droga que no deja rastro, usada para anular la voluntad de las víctimas.
ARCHIVO
Burundanga, la droga que no deja rastro, usada para anular la voluntad de las víctimas.

La sumisión química es el concepto usado cuando nos referimos a los abusos sexuales producidos cuando la víctima ha sido previamente drogada con el objetivo de anular su voluntad y capacidad defensa. Se cree que la burundanga es la sustancia más utilizada, pero los datos del Instituto Nacional de Toxicología demuestran que los agresores recurren a otras con mayor frecuencia.

De los 200 casos de sumisión química que se dieron entre 2014 y 2016 en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, el 50% habían sido producidos por ingesta de alcohol en exceso y el 30% por pastillas para combatir el insomnio.

También se han documentado numerosos casos en los que se combinaba hachís o cocaína con alcohol.

Droga que no deja rastro

La burundanga, aunque no sea la sustancia más utilizada para estas agresiones, no es un mito.

El nombre hace referencia a la bebida hecha con plantas que contienen escopolamina, que ya se usaba en la antigua Roma como veneno. Se obtiene a partir de plantas de la familia de la solanáceas, como la mandrágora.

Es incolora, inodora e insípida y se puede administrar por vía oral, respiratoria e, incluso, cutánea. Tanto la burundanga como la benzodiacepina (pastillas para dormir) tardan muy poco tiempo en empezar a hacer efecto, que dura unas horas y se elimina rápidamente del cuerpo.

Este es uno de los motivos que dificultan las investigaciones policiales, ya que las sustancias no dejan rastro y además provocan amnesia en la víctima, por lo que no puede recordar lo sucedido. En la orina, la mayoría de estas sustancias se pueden detectar durante más tiempo que en la sangre.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento