Rajoy: La caída del superviviente

Mariano Rajoy
Mariano Rajoy
CARLOS RIVA HERRERA
Mariano Rajoy

Mariano Rajoy pudo superar los recortes económicos o las numerosas zancadillas que durante años le pusieron dentro de su propio partido desde José María Aznar hasta Esperanza Aguirre, pero finalmente ha sido la trama Gürtel la que ha terminado derrotándolo después de que, el pasado viernes, prosperara la moción de censura que convirtió a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno. PNV, ERC y PDeCAT, además de Unidos Podemos, garantizaron los votos que necesitaba el socialista para conseguir la mayoría absoluta del Congreso.

Este martes, Rajoy anunció que abandona también la Presidencia del PP. En su discurso argumentó que eso es lo mejor para sí mismo, y también para el PP y "para España". "Y lo demás no importa nada", agregó. Ahora será la Junta Directiva del PP la que ponga fecha a un Congreso Extraordinario que tendrá que elegir a una nueva dirección conservadora para un tiempo convulso.

Los casos de corrupción ya provocaron la caída de dirigentes autonómicos del PP en Madrid o Murcia y, al final, estrecharon el cerco sobre Rajoy. "La sentencia supuso un antes y un después", dijo la semana pasada el portavoz del PNV, Aitor Esteban, sobre una resolución que ha terminado siendo una condena política para la cúpula del PP. "Trasciende lo jurídico. Quien no entienda esto así, no entiende la situacion y no sabe exactamente qué está pasando", agregó el nacionalista.

La votación de la moción puso punto y final a una carrera política de más de 35 años, en los que Rajoy fue seis veces ministro de otras tantas carteras diferentes y ha pasado más de la mitad de su vida en poder de un acta de parlamentario. Él mismo reconoció este martes que no imagina su vida fuera del PP.

Uno de los rasgos atribuidos con más frecuencia a Rajoy ha sido siempre su capacidad de resistir a la adversidad, independientemente de desde dónde viniera.

En los últimos años experimentó en primera persona la gestión de las dificultades económicas derivadas de una crisis económica mundial, el dictado de Bruselas y Berlín para acometer duros recortes o las sucesivas luchas internas que han desangrado al PP en los últimos años. De todas, hasta ahora, había salido indemne gracias a una estrategia que, básicamente, consistió en esperar a que los problemas se pudrieran o terminaran haciendo caer por su propio peso a las personas que los portaban.

Es curioso por eso que Rajoy haya terminado siendo vencido por una moción de censura, consagrada en el artículo 113 de la Constitución que, en su sinopsis, explica que "son tan agravados los requisitos para su triunfo que la destitución del Gobierno por las Cámaras se vuelve extremadamente difícil".

Sentencia de la Gürtel

Difícil pero no imposible, y el elefante en el salón del PP desde 2009, la red de corrupción Gürtel, que con gran solemnidad el propio Rajoy declaró entonces que era "una trama contra el PP", ha resultado ser "un eficaz sistema de corrupción institucional" en el que "influyentes militantes" del PP se conchabaron con Francisco Correa para detraer fondos públicos a través de contratos hinchados y comisiones que, en parte, alimentaron la caja B, la contabilidad paralela, que funcionó durante años en el partido.

Son hechos probados que aparecen en una resolución judicial que se conoció la semana pasada y en la que se impulsó el PSOE para presentar la moción de censura que prosperó la pasada semana, desalojando a Rajoy de La Moncloa, a la que llegó en 2011 después de dos intentos fallidos, en 2004 y en 2008.

En una época en la que la "nueva política" apuesta por no eternizarse en los cargos públicos y proclama las bondades de tener una vida al margen de ella para ir y volver sin problemas, Rajoy, registrador de la propiedad, ha pasado más de la suya con acta de parlamentario bajo el brazo -en el Parlamento de Galicia o en el Congreso de los Diputados- y desde 1996 ha sido más que habitual en los Consejos de Ministros del PP.

Para demostrar que se conoce al dedillo la administración pública, a Rajoy le gusta recordar los tiempos en los que fue presidente de la Diputación de Pontevedra, entre 1983 y 1986, aunque su presencia en instituciones públicas data de antes. En 1981 se convirtió en diputado del parlamento de Galicia. Después, entre 1986 y 1987 dio el santo a la Xunta de Galicia, como vicepresidente de Manuel Fraga, a quien se atribuye la frase de "Mariano, vete a Madrid, aprende gallego, cásate y ten hijos".

Seis veces ministro

Cierta o no, en 1987 se convirtió en diputado por Pontevedra en el Congreso y desde entonces no ha abandonado su acta parlamentaria. De allí, y previo ascenso en el PP, Aznar le nombró en 1996 ministro de Administraciones Públicas. Entre 1999 y 2000, lo fue de Educación y Cultura; entre 2001 y 2002, vicepresidente primero y ministro del Interior, y vicepresidente, ministro Portavoz y de la Presidencia entre entre 2003 y 2002.

Volvió a Moncloa en 2011 como presidente, renovó este cargo en 2015 y 2016, y el viernes fue apartado por la moción de censura que le planteó el PSOE por un asunto que, según dice Rajoy, ocurrió "hace 15 años". Intentó así distancia con la Gürtel, que nació, creció y murió ocupando él importantes responsabilidades en el PP, y que, al final, le ha costado el Gobierno, la Persidencia del PP y ha finiquitado su carrera política.

Rajoy empezó su andadura en el PP cuando todavía era Alianza Popular, a finales de los años 70, y ha durado hasta este martes. Aunque insiste, como el PP, que no conoció los hechos juzgado en la llamada primera época de la Gürtel, de 1999 y 2005, su extensa trayectoria dentro del PP hace difícil de creer -para algunos es totalmente imposible- que no supiera nada.

El motivo más simple es porque, desde los años 80, se puede decir que Rajoy siempre estuvo allí. Formó parte del PP antes de que existiera, cuando en la finales de los años 70 fue vicepresidente de la Junta Directiva de Alianza Popular de Galicia. De aquellos años data la batalla que finalmente terminó ganando, la que enfrentó a las boinas del mundo rural y los birretes, de los jóvenes urbanos, con estudios, como era Rajoy, registrador de la propiedad e hijo de un juez que llegó a ser presidente de la Audiencia Provincial del Pontevedra.

Ascenso en el PP

Ya en Madrid, en 1989 entró a formar parte del Comité Ejecutivo del PP nacional y entre 1990 y 2003 fue vicesecretario general del PP, desde donde ascendió a secretario general del PP en 2004 y a presidente del partido en el congreso que el PP celebró en octubre de 2004, en pleno shock tras perder La Moncloa frente a José Luis Rodríguez Zapatero tras los atentados del 11 de marzo de aquel año.

Rajoy empezó a tomar forma como dirigente autónomo un año después de que el dedo de Aznar le designara su sucesor como candidato a la Presidencia del Gobierno, que en 2003 le eligió entre una termina formada también por Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja.

Las malas lenguas dicen que fue elegido porque el expresidente pensó que podría manejarlo mejor, una idea que le valió a Aznar sólo los primeros años, en los que Rajoy se vio obligado a rodearse de aznaristas como Eduardo Zaplana o Ángel Acebes en el Congreso que no tenían problemas en criticar a la que entonces era una ayudante fiel de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, que en 2011, también a su lado, se convirtió probablemente en la mujer más poderosa de España como vicepresidenta del Gobierno y que ahora también abandona el Gobierno junto a él.

Rajoy revalidó su cargo como presidente del PP en el tormentoso Congreso de Valencia de 2008, en en que también renovó odios internos dentro del partido. Sorteó un amago de candidatura alternativa de Esperanza Aguirre y todo tipo de zancadillas hasta que en 2011, por fin, se convirtió en presidente del Gobierno.

Entonces, empezó a acallar la oposición interna, no por convencimiento, sino porque sus adversarios se dieron cuenta de que no merecía la pena esperar porque Rajoy siempre espera más. Además, le fortalecía estar en La Moncloa, donde siguió tras las elecciones de 2015 y, a los pocos meses las de 2016.

Al final, Rajoy ha visto pasar a casi todos sus adversarios políticos, a la "menuda tropa" de la que según él, estaba compuesto su partido. La última, la expresidenta madrileña, Cristina Cifuentes, a la que obligó a dimitir hace menos un mes para salvar el Gobierno regional ante su escándalo del máster.

Fuera del PP, Rajoy también superó la llegada de los nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos. Como al PSOE, al PP también le hicieron daño pero, hasta este mismo jueves días, Rajoy presumía de ganar las elecciones a pesar de todo. En concreto, a Sánchez, según le ha recordado en el debate de la moción de censura.

Con lo que no ha podido ha sido con un pasado del PP que ha intentado hacer olvidar con caidas en desgracia, abandono y renovaciones en las que, junto con Javier Arenas en una posición subalterna, sólo quedó él. El pasado viernes, sin embargo, la sentencia de la Gürtel fue el motivo que partidos tan dispares como Compromís y PNV, Podemos y PDeCAT, juzgaran que la situación se ha hecho ya insostenible y permitieron a su rival tradicional, el PSOE, darle la estocada.

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