Obligados a rechazar sus VPO para discapacitados por no estar adaptadas

Ángel López aprendió a vivir sobre una silla de ruedas. Trabaja sin dificultad y se mueve con soltura en todos los espacios salvo en su futura casa, si es que finalmente la ocupa. Ángel y su mujer, Rosa González, resultaron agraciados con una de las VPO en régimen de alquiler sorteadas por el Ayuntamiento en mayo de 2007.

La pareja se llevó una «desagradable sorpresa» cuando visitó el piso reservado a discapacitados y situado en la carretera de Armilla. «Nada más entrar, nos dimos cuenta de que la vivienda no estaba adaptada. Las puertas y el salón son anchos, pero el piso –de 50 metros– tiene graves deficiencias», aseveran.

Sin espacio

El principal problema se encuentra en el baño y en el dormitorio: «En el plato de ducha –de 60 por 60 centímetros– no cabe el asiento que necesita mi marido para bañarse, ni tampoco tiene espacio para acercarse al lavabo», explica Rosa. En el dormitorio principal –cuya adaptación está exigida por ley– ocurre más de lo mismo. Un decreto andaluz obliga a dejar libre de obstáculos en ambas habitaciones un círculo de 1,20 metros de diámetro, medidas «que no se cumplen». Pero éste no es el único caso.

Isabel Domínguez, discapacitada y beneficiaria de una de las VPO del mismo sorteo, se ha visto obligada a rechazar su piso porque «no está adaptado». Antes, otros cuatro aspirantes renunciaron a la misma vivienda por similares motivos.

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